Espacio presentado por SurfCycled 

Ver surfing hace unos 20 años y ni que hablar 30 no era tarea fácil. Conseguir una película y ni que hablar verlo en la TV abierta. Tampoco era fácil conseguir una revista y muchísimo menos verse a uno mismo o a sus amigos o al amigo del amigo en ella.

Era difícil, claro, saber cómo había estado el mar en un lugar cuando uno iba a surfear a otro y también saber de la vida de ese que se lo veía romper en las sesiones de free surfing y campeonatos.

Cuando llegó la revista Mareas a Uruguay, de la misma manera que la Tablista lo hizo en Perú, la Marejada en Chile y la Surfista en Argentina, se dio un empujón al soñar, al devorarse las páginas e imaginarse todo lo que podía hacerse en las olas, las propias y las internacionales.

Las revistas eran unas reliquias que principalmente incentivaban eso: El soñar con estar en el agua todo el tiempo posible en las mejores olas que hubieran.

Eso, entre otras tantas cosas.