Editorial semanal: Quiero un rancho con una piscina de olas

Como el que apareció escondido en la Arizona de Rick Kane; ¿es el comienzo de una tendencia? Seguramente; ¡denme una!


Una piscina de olas estaba escondida en un rancho de Arizona que se hizo conocida porque se puso a la venta.

La “piscinita” si se compara con sus hermanas de Wavegarden, American Wave Machines o la de Mad Max de Occy, genera olas lo suficientemente fuertes y divertidas como para meter una sesión diaria o dos, o tres o cuatro.

Lo que yo sé es que viniendo de este tan lindo Montevideo, pero tan falto de olas, me vendría muy bien tener una de esas en el fondo de mi casa. Aunque, claro, antes tendría que tener un fondo, y tener un casa propia.

Pero si es por soñar, soñemos.

Tengo unas ganas tan gigantes de surfear que se me deshacen los ojos de ganas a cada video que miro de cualquier parte del mundo.

Tan así que una piscinita como la de ese rancho termina pareciendo una solución factible a mis problemas.

O que al menos la coloque un vecino y yo le pago parte de la hipoteca.

Así que no, no quiero hablar del impacto que las piscinas tendrán en el mundo del surfing al punto tal que ya se las están construyendo en secreto en fondos de casas. Y que en la misma Arizona de Rick Kane existe una.

No, quiero hablar de que yo necesito una acá cerca. Para poder hacer mi vida normal cerca de mis niños y para surfear todos los días y no solo cuando sucede el milagro de que hay olas en Montevideo.

Pero dejando de lado lo egoísta y hablando estríctamente de lo que está sucediendo con las piscinas; parece bien plausible pensar que es uno de los caminos que siguen en el mundo del surfing: Mucha gente que tenga una piscina de olas en el fondo de su casa.

Y que los puristas piensen qué buena noticia será esta: Habrá menos gente en las olas reales.

En fin, sea como sea, necesito ir a surfear.

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