2025: el año en el que el surf español dejó de pedir permiso

El análisis de un año bisagra en el país por el especialista en el tema, Borja Irastorza


Foto de portada por ISA/Barboza

Durante años, el surf español ha vivido en una especie de adolescencia permanente. Talento de sobra, identidad clara en el agua, pero siempre mirando fuera para validarse. Australia, California, Francia, Portugal. Referencias constantes. Comparaciones inevitables. 2025, sin embargo, ha marcado un punto de inflexión silencioso pero profundo: el surf español ha dejado de pedir permiso.

"El surf español ha dejado de pedir permiso"

No ha sido un año definido por un único resultado histórico, ni por una medalla, ni por una ola viral que dio la vuelta al mundo. Ha sido algo más incómodo de medir, pero mucho más relevante: Madurez.

Menos promesas, más realidad

Durante demasiado tiempo hemos hablado de “la generación que viene”. En 2025, esa narrativa se ha agotado. Ya no hablamos de futuro, hablamos de presente competitivo, creativo y sostenible.
Surfistas que entienden que el rendimiento no está reñido con la personalidad. Que competir no significa diluirse. Que se puede ganar sin perder el acento, el estilo ni la comunidad que te sostiene.

"Presente competitivo, creativo y sostenible"

Y eso, en un país como España, donde el surf siempre ha sido más cultural que industrial, es un salto enorme.

Bicampeón mundial ISA, ganó en 2024 en la Sub 16 y en 2025 en la Sub 18: Dylan Donegan

El hueco generacional (y por qué ahora empieza a cerrarse)

Tras la generación de Aritz Aranburu, Hodei Collazo, Gony Zubizarreta y compañía, el surf español ha vivido un vacío difícil de llenar. No por falta de talento, sino por falta de continuidad.
Ha habido resultados puntuales, actuaciones destacadas, momentos brillantes… Pero pocas carreras sólidas a largo plazo.

La diferencia que empieza a marcar 2025 es que ese conocimiento ya no se pierde. Hoy volvemos a ver a surfistas como Aritz Aranburu o Indar Unanue trabajando con la nueva generación desde un plano técnico y estratégico, trasladando lectura de competición, toma de decisiones, estructura de entrenamiento y, sobre todo, visión de carrera. Y lo que es igual de importante guiándoles en strike missions en olas de consecuencia.

"Hoy volvemos a ver a surfistas como Aritz Aranburu o Indar Unanue trabajando con la nueva generación desde un plano técnico y estratégico"

Eso cambia el partido.

Las victorias de los equipos junior españoles en los últimos años no son casualidad ni un golpe de suerte. Son la confirmación de que hay nivel real de surf. Caras nuevas para las portadas, sí.
Pero nombres conocidos en el agua desde hace tiempo.

"Convertir ese talento en trayectorias largas, sostenidas y bien acompañadas"

Un Mundial Junior no demuestra solo que puedes ganar una prueba; demuestra que tu surf está al estándar adecuado. Que no llegas por sorpresa. Que perteneces. El reto sigue siendo el mismo: Convertir ese talento en trayectorias largas, sostenidas y bien acompañadas.

Un campeón del mundo que fue español pero ahora representa a Alemania. Foto: ISA

Cuando la estructura falla, el talento se mueve

Aquí es donde el análisis se vuelve incómodo, pero necesario. En comparación con países como Francia, Australia, Estados Unidos o incluso Portugal y Alemania (cada uno a su nivel) España no tiene industria del surf.

No hay grandes headquarters. No hay grandes empresas globales operando desde España (a excepción del claro ejemplo que es Pukas). No hay un ecosistema empresarial que genere empleo, inversión, influencia y continuidad.

Francia, en cambio, concentra Boardriders, Volcom, Rip Curl y gran parte de la industria europea. Y no nos engañemos: cuando una empresa tiene su sede en un país, el foco de inversión, recursos y oportunidades tiende a quedarse dentro de ese mismo país.

"Es triste, pero es real. Rip Curl Europa, por ejemplo, está formada en un 90% por trabajadores franceses. Y una empresa es, en gran medida, las personas que la componen. Eso provoca que los surfistas franceses tengan mejores contratos, mayor cercanía, más relaciones y más continuidad, mientras que el resto de europeos juegan en un segundo plano"

Es triste, pero es real. Rip Curl Europa, por ejemplo, está formada en un 90% por trabajadores franceses. Y una empresa es, en gran medida, las personas que la componen. Eso provoca que los surfistas franceses tengan mejores contratos, mayor cercanía, más relaciones y más continuidad, mientras que el resto de europeos juegan en un segundo plano.

No es Rip Curl Europa. Es Rip Curl Francia gestionando Europa.

Y no es casualidad que Francia sea uno de los países mejor estructurados del mundo en surfing, ni que la industria europea tenga allí su centro de operaciones.

En ese contexto, el caso de los hermanos Odriozola compitiendo por Alemania se entiende perfectamente. No es una cuestión de identidad, ni de sentimiento, ni de patria. Ninguno se siente más alemán que español o vasco. Es una cuestión de recursos.

Cuando tu país no te los ofrece, juegas las cartas que tienes. Como un piloto que cambia de escudería. Como un jugador que cambia de club.

No es una traición. Es una consecuencia directa de no haber sabido (o no haber podido) retener talento.

Janire campeona

Surf femenino: Ya no empuja, lidera

El surf femenino español vive uno de sus momentos más sólidos.

Las hermanas Etxebarri han sido una bocanada de aire fresco: Surf completo, competitivo y con resultados consistentes. Y Nadia Erostarbe se ha consolidado como la punta de lanza del surf de competición en España. No por discurso, sino por hechos.

Entre todas, están alcanzando niveles que generaciones anteriores como Garazi Sánchez, Lucía Martiño o Ainara Aymat no llegaron a tocar dentro del circuito competitivo: A las puertas del CT y en contexto olímpico.

El listón ha subido.Y esta vez, parece quedarse ahí.

También hay carreras que evolucionan por necesidad y por lectura del contexto. Laura Coviella ha decidido reenfocar su trayectoria hacia el surf de olas grandes, convirtiéndose en una de las pocas caras nuevas del big wave español y, probablemente, la única dentro del surf femenino nacional.

No es un giro estético ni una huida del circuito. Es entender dónde se puede construir recorrido real cuando el sistema no siempre acompaña. Atentos, porque pronto se verán movimientos en su tabla. Nada casual.

Talento sí. Industria, todavía no

Si en 2024 la presencia olímpica fue el gran titular (y lo era), 2025 debería recordarse como el año en el que la nueva generación ya está aquí.

Pero esta generación no va a salir adelante solo a base de garra. España ha llegado al top mundial en casi todos sus deportes gracias a estructuras que potencian y maximizan el talento. El surf sigue estando en pañales en cuanto a industria, mentalidad del atleta y ecosistema construido alrededor.

Y ahí está la paradoja: también la oportunidad. Todavía hay margen para crear ventaja competitiva real para quienes sepan rodearse bien y trabajar con visión a largo plazo.

Un cierre que lo explica todo

Hablar de nuevas generaciones en 2025 obliga a mencionar un hecho histórico y profundamente simbólico: El fallecimiento de Iñigo Letamendia, fundador de Pukas y semilla de gran parte de lo que hoy es el surf español.

Gracias a Pukas, muchos entramos en esta industria. Y viendo el trabajo de Adur, Jaime, Christian y el resto de la familia Pukas, queda claro que aquí no hay un problema generacional.

Hay continuidad, criterio y futuro.

Quizá por eso 2025 no se siente como una ruptura, sino como algo mejor: El año en el que todo empezó a encajar.

El surf español no se ha hecho grande este año, se ha hecho adulto. Veremos al final del 2026 qué tal nos va en la vida adulta.

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