Aguja di Pace sobre su victoria en El Buey: “Todavía no me lo creo, parece mentira”

Entrevista al argentino de 48 años que ganó el torneo internacional de olas grandes en dos días de olas gigantes en la temida rompiente del norte de Chile


Las ganas de estar todo el tiempo en el agua de Santiago “el Aguja” di Pace hacen que desafíe las leyes del tiempo. Mientras que algunas personas de 48 años luchan con el tránsito, el nudo de la corbata y el coloesterol, él lucha por bajar la ola más grande y meterse el tubo más profundo, y encima gana campeonatos.

Siendo uno de los entrenadores de la selección Argentina, Di Pace predica con el ejemplo. El miércoles pasado ganó el invitacional de El Buey, un torneo internacional que tuvo a varios de los mejores del mundo. Los propios locales de ese spot lo tienen al argentino como referente, hace 25 años que surfea ahí y, como buen hombre de experiencia, ganó surfeando la más grande del día.

Conversó con DUKE y esto fue lo que dijo:

¿Como te sentís por el resultado? ¿Cómo rankea en tu corazón está victoria?
Hace 25 años, en el 93, gané el campeonato internacional en Pichilemu, en la final ante Titi de Col que era mi ídolo en ese momento. Con esa plata que gané me vine para Arica, conocí a Arica por primera vez, y ahora 25 años después tuve la suerte también de lograr un título internacional en un campeonato como en este que ha sido con surfistas de alto nivel.

Le he ganado nuevamente a un ídolo mío que es Sebastián Correa, así que esto es un logro muy importante para mí. Yo creo que es el más importante de mi carrera, todavía no me lo creo, parece mentira.

La ola más grande de la final, la que cambió todo y le dio la victoria a Di Pace. "Este es un campeonato de olas grandes y los jueces inclinaron a las dos olas más grandes de la serie, así que, a llorar a la iglesia", dice el argentino. Foto: Roberto Ilufín

Repasando, en la bomba de la primera ronda parece que el golpe estuvo bravo... Estabas surfiando sin chaleco y para el día final te lo pusiste. ¿Como fue el proceso? ¿Para mandarse de cabeza?
En la bomba que me tiré yo ya estaba con chaleco. Los chalecos esos que son de flotación ya lo tenía puesto. Recién este año empecé a correr con chaleco. Cuando vi la bomba esa me tiré de cabeza sabiendo que era una oportunidad para pasar la serie. Con esa bomba sabía que iba a pasar.

Por supuesto que me tiró bien al fondo, me castigó bastante, me costó salir, pero la experiencia de correr acá en El Buey siempre me he tirado bombas así mas o menos parecidas a esas sabiendo que después viene el revolcón fuerte. Pero bueno, uno está preparado para eso.

¿Se siente el paso de los años, la edad en esos mares?
Sí, se siente los años. Uno trata de seguir como siempre. Lo que más se siente es el cansancio después de las sesiones largas. Uno puede estar compitiendo con los chicos jóvenes al mismo nivel, pero la recuperación no es la misma. Uno queda mucho más cansado y eso fue lo que me pasó en la semifinal. Me sentí los primeros 20 minutos muy cansado del día anterior. Por suerte al final de la semifinal pude cambiar el aire y me pude dar cuenta que podía dar pelea para llegar a la final. Gracias a los últimos 10 minutos agarré dos buenas olas que me llevaron al pase de la final.

Y en la final, ¿cuál fue tu foco?
En la final me di cuenta de que era más a apostar a las derechas o esperar una bomba grande de izquierda. Yo sabía que estando ahí donde me gusta ubicarme, donde entra el derechón, entra un pico, que yo le digo west peak, que es más grande que el otro pico de derecha y que también ahí mismo entra un izquerdón bien grande que es perfecto. Ahí encontré el izquierdón que agarré a mitad de serie.

Sabía que estando ahí podía lograr un buen resultado. Si me tocaban las olas, sabía que podía, no ganar, pero estar entre los tres primeros lugares.

Otro ángulo de la ola de la victoria: "No me quedó otra que esperar algo que sea mejor de lo que tenía y por suerte apareció la serie más grande de todas, que fue esa derecha grande que bajé un dropazo y que levanté los brazos. Por haberlos levantado perdí el equilibrio y me caí al final. Por suerte la dieron como una ola completada porque el drop lo hice todo. Creo que ahí marcó la diferencia", dice el Aguja. Foto: Máximo Tapia

Y cuando te enteraste que eras campeón, ¿qué pensaste? ¿Qué dijiste?
Dentro del agua nos estaban informando cómo venían los resultados. Nos contaron que venía primero Toto y yo segundo. Entonces no me quedó otra que esperar algo que sea mejor de lo que tenía y por suerte apareció la serie más grande de todas, que fue esa derecha grande que bajé un dropazo y que levanté los brazos. Por haberlos levantado perdí el equilibrio y me caí al final. Por suerte la dieron como una ola completada porque el drop lo hice todo. Creo que ahí marcó la diferencia.

Yo sabía que con esa ola ganaba el campeonato y en el momento en el que la vi me acorde de mi amigo Julio, un amigo mío de Pichilemu que falleció hace dos días y cuando vi la bomba dije: “Esta me la mandó Julio”. Así que por suerte cuando estaba dropeando hubo un momento en el que me podría haber caído tanto la derecha grande que agarré como la izquierda. La tabla no falló así que fue el momento decisivo de haber ganado el campeonato. Ese derechón fue lo que definió al ganador.

Había agarrado esa ola. Lo único que quería era que no entren más olas y les dije a los muchachos “perdónenme, pero ojalá que se flatee, que no entren más olas”. Esos minutos los tomé con calma y por suerte se dio algo que nunca pensé que se iba a dar, de ganar un campeonato internacional de las grandes con surfistas como los que había acá como Cristian Merello, Álvaro Malpartida, Sebastián Correa, que son tres big riders de peso. El Toto mismo, pero ya sabemos que significan los tres primeros que nombré igual que el local Germán Varas, León Vicuña. Fue una victoria importantísima que nunca pensé que iba a lograr.

A Arica vas de toda la vida, incluso tú lo apodaste “el Hawái de los pobres”, ¿cómo fue que decidiste pasar tanto tiempo ahí?
La primera vez que corrí en El Buey fue en el 2003 y ahí me enamoré de la ola y de ahí me fui armando un quiver todos los años. Ahora tengo un quiver de ocho tablas acá, entonces tengo la obligación de venir porque cada vez que vengo lo hago con una mochila, un bolsito y los trajes, nada más.

Sé que es difícil encontrar en el mundo olas tan buenas con tan poco crowd, olas como me gustan a mí o las power como las de Hawaii. Por eso en una época decíamos “el Hawái de los pobres”. El que no tenía plata para ir a Hawaii venía para Arica. La verdad que cada vez que vengo a Arica es un sueño porque tengo mis amigos, mis tablas y mis olas.

En redes se armó un lío grande, muchos fans peruanos se enojaron porque no ganó Toto. Fue una final peleada, ¿cómo lo viste vos?
Fue una final muy peleada. Yo sé que seguramente algunos peruanos habrán visto ganador a Toto, pero quedó bien claro que las dos olas más grandes que entraron, la izquierda más grande la surfié yo y la derecha, la última, fue la ola más grande de la serie. Este es un campeonato de olas grandes y los jueces inclinaron a las dos olas más grandes de la serie, así que, a llorar a la iglesia.

¿Que sigue para el Aguja?
Quedarme una semanita más acá en el norte de Chile, irme para Mar del Plata una semana y luego nos vamos una semana antes del Panamericano a Punta Rocas a seguir con el trabajo de conseguir más cupos para el Panamericano 2019 y tratar de ganar el Panamericano por equipos. Ese es el objetivo a corto plazo.

Después tengo ganas de hacer una visita por la temporada hawaiana y seguir surfeando como vengo surfeando. Sigo con la misma mentalidad de cuando tenía 20 años de surfear que es lo único que me interesa.

La bomba del primer día, que le dio tremendo revolcón. "Cuando vi la bomba esa me tiré de cabeza sabiendo que era una oportunidad para pasar la serie. Por supuesto que me tiró bien al fondo, me castigó bastante, me costó salir, pero la experiencia de correr acá en El Buey siempre me he tirado bombas así mas o menos parecidas a esas sabiendo que después viene el revolcón fuerte. Pero bueno, uno está preparado para eso". Foto: Roberto Ilufín
"Hace 25 años, en el 93, gané el campeonato internacional en Pichilemu, en la final ante Titi de Col que era mi ídolo en ese momento. Con esa plata que gané me vine para Arica, conocí a Arica por primera vez, y ahora 25 años después tuve la suerte también de lograr un título internacional en un campeonato como en este que ha sido con surfistas de alto nivel", dice el Aguja. En la foto, en aquella victoria histórica. Foto: Archivo personal
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