De las cosas más increíbles que vi en un campeonato de surfing en mi vida

Si es que no fue la más increíble. Con Kelly obviamente y en Teahupoo servido, obviamente


Yo no puedo creer que tengo 43 años y sigo escribiendo cosas sobre Kelly, que empezó su camino en el tour cuando yo tenía 11. Una vez leí en una revista Fluir de los noventas, que uno tiene que sentirse bendecido por haber sido contemporáneo a Kelly y eso quedó por siempre guardado en mi vida.

Lo que no puedo creer es que se haya extendido tanto tiempo, al punto tal que ya tengo algunas canas y se me ha caído un poco de pelo y Kelly me sigue haciendo gritar como cuando tenía 11.

Lo que vi hoy fue de otro mundo. ¡¿Cómo en el mundo Slater pudo pasar esa serie?! ¡¿Cómo puede ser que le haya venido esa ola faltando cinco segundos?!

Fue, definitivamente una de las series más increíbles que vi en mi vida. Y solo se pueden comparar con otras de Kelly, como sus series perfectas o aquella que le dio vuelta a Taj en segundos en Nueva York con aquel aéreo increíble.

Todo comenzó como viene siendo todo para Slater estos días: Clásico comienzo, fue en la mala, le cerró, Ethan fue en la buena y le abrió. 1,83 para Kelly, 5,67 para Ewing.

Para peor Slater queda comiendo abajo y el australiano se queda en el fondo con la prioridad.

La serie siguiente, viene una bomba e Ewing se manda para meterse un tubazo. Amplio, largo, un clásico tubazo de Teahupoo. Con todo su talento la surfeó en modo supervivencia, no buscó el foamball, la ola era tan perfecta que con recorrerla ya se iba a hacer de un buen puntaje y así fue: Recibió un buen 8,5.

Es decir: En ese momento Slater tenía un 1,83 e Ewing ya tenía muy decentes 14,17. Faltaban 25 minutos pero el mana (la energía en tahitiano) estaba toda del lado del australiano.

Ya me sentía triste: Teahupoo gigante, como le gusta a Kelly y el pobre totalmente fuera de sintonía, yendo en la que no tenía que ir, sin prioridad y demás.

Pero vino el cambio de energía en forma de un olón: Y la diferencia fue que Slater se encaja y mete el stall, sutil, pero su talento histórico lo puede, se frena un poco para quedar lo más profundo posible.

Y tan así fue que por una milésima de segundo pareció que no salió pero, como en los viejos tiempos, como él sabe… ¡Salió!

Me puse a gritar como un enfermo solo en casa. Casi me desmayo del golpe de presión que ocasionó en mí volver esa magia.

¡Qué valentía, qué enfermo mental! ¡52 años! ¡Esperando un hijo! Frenándose hasta ver que el foam ball va a pasar por debajo de él y esforzándose, encima de este para no ser engolido por la bestia.

Salió y quedó necesitando un 4,44.

Pero la batería épica no quedó ahí. Y lo que vino pareció broma.

Pasó un buen rato, 15 minutos. Repasaron justamente una de esas olas que le cambió la vida en aquella serie contra Bruce Irons. Que la dropea en el aire y queda de layback para recuperarse, salir del tubazo y luego ganar el título mundial.

En fin, menos de 10 minutos en el reloj y también típico de Slater en estos días: Fue por un respaldo en una ola malísima y terminó comiéndose una serie en la cabeza. Le ofrecen ayuda del jet ski y dice que no. Sigue remando hacia el line up. Recibe 0,5 de los jueces.

Ya restan cinco minutos y los nervios empiezan a sentirse. Slater necesitando un 4,44 en un Teahupoo épico, parecía tarea fácil, dejó de parecerlo. Ese 4,44 se hizo titánico.

Con 4:51 segundos en el reloj Ethan cometió su único error de la serie yendo en una que no tubeó.

Dejando a Slater con prioridad en ese mar perfecto.

Pero, unos segundos más tarde, esto terminó siendo un arma de doble filo para Kelly que fue en la primera ola de la serie: Mala elección, no mordió el reef, no tubeó, le clampeó sin dejarle espacio para salir.

En la de atrás vino Ethan a 200 por hora para cerrar el negocio pero a lo Kelly hace 20 años, cuando está en la puerta del tubo, el australiano que es una máquina de completar todo, una bestia de la solidez, se cayó.

Y lo mejor fue esto: Los dos se quedan comiendo serie, Slater sin tabla es rescatado por el jet ski y con el reloj bien debajo de los tres minutos van a 200 por hora a buscar su tabla.

Slater recibe la tabla de su coach Micro Hall con 1:14 restando en el reloj.

“Ya fue, perdió”, me dije. Slater necesitaba llegar al line up del canal y que justo venga una ola digna como para un 4,44.

Al toque se escucha decir al locutor de playa que resta un minuto.

“No tiene chance, qué pena, se lo merecía”, pensé. “Qué feo perder con ese 9,73 histórico, la mejor ola de lo que va del evento y que merecía ser un 10”, me agregué.

El plano se centra en Slater. No dejan ver el horizonte pero comienza a suceder algo impresionante: Slater no para de remar, rema hacia un costado y finalmente abren el plano y el sonido: “Cmon!”, se escucha. Y la gente grita.

Finalmente aparece una serie todavía no muy clara formándose frente al mejor de la historia.

“No puedo creer que esto está pasando”, me dije. Descreído, me dije que la serie no llegará a tiempo. Pero los gritos aumentan y exactamente con 15 segundos restando en la serie Kelly se para y se encaja en un tubo lo suficientemente digno para recibir un 4,73.

El mar perfectamente podría haberse puesto flat. De hecho, la serie siguiente entre Kanoa y Ramzi tuvo un recomienzo porque no hubo olas surfeables.

Dios, la madre naturaleza, la energía del mundo, quien sea le mandó esa ola a Kelly. No puedo encontrar otra explicación para un suceso tan extraño.

No ha habido en la historia del deporte otro surfer que haga este tipo de cosas y ni que hablar que las haya hecho por 35 años, ¡y que las siga haciendo!

Quedé como si me hubiera pasado un camión por arriba.

Ojalá gane Slater. Acá y en Fiji. Se lo merece.

Comentarios: