Me ha tocado cubrir la etapa de El Salvador desde ahí mismo en más de una ocasión y esta vez me tocó cubrirla desde mi casa, en Montevideo Uruguay.

Y la verdad es que, justamente como he ido varias veces, me quedo con una grata imagen de lo bien y de lo única que se ve la etapa por la tele o por la transmisión online.

Claro que es hermoso estar ahí y poder cubrirlo in situ, experimentar el paraíso en carne propia, pero me alegra por el país la relevancia que termina teniendo la prueba, cómo se va convirtiendo en un clásico y cómo se cumple el objetivo de mostrar el paraíso del surfing que ese lugar es.

Olas perfectas todos los días. No hay un ser en el planeta que no vea esas derechas lisas de la mañanita y no se muera de ganas de estar ahí. ¡Y la realidad es que sucede todas las mañanas! Eso, y las palmeras, el verde tan fuerte que genera la naturaleza viva del país y la personalidad tan gentil del salvadoreño que con el paso de los años se va destacando.

Todos los surfistas no paran de repetir que se sienten en un surf trip en este campeonato. Si no están compitiendo están surfeando en otra ola perfecta con poca gente, si no están surfeando están comiendo algo delicioso y si no están simplemente relajando y pasando como reyes porque en El Salvador la gente es buena y recibe a los pros de brazos abiertos.

Yo fui por primera vez a El Salvador en 2005 y como buen fisurado me quedaba en el agua todo lo que podía y salía de noche de Punta Roca. Corría por las calles con miedo para llegar a lo de mi amigo en Chute. Me enamoré del lugar pero no me enamoré de esa fama y de andar corriendo por sentir miedo.

Luego fui algunas veces y luego, desde 2019, cuando asumió Nayib Bukele, muchas más.

Esta semana Gravedad Zero publicó la conferencia de prensa que el presidente brindó a nosotros, periodistas extranjeros que por ahí estuvimos ese año.

Yo recuerdo que una de las preguntas que le hice es que ya había habido campeonatos antes y personas que habían apostado al surfing en el país y que las cosas no habían cambiado y que por qué ahora sí lo harían… Bukele fue consistente en que el cambio era integral, no solo por los campeonatos sino a nivel país; un proyecto bandera que cambiaría todo.

Viendo el resultado queda claro que el hombre estaba motivado y con ganas de lograr lo que se había propuesto. Pasaron exactamente 20 años y la realidad en el país es completamente distinta… Camino más tranquilo en El Salvador que en mi casa y lo que me había enamorado del país sigue estando igual que siempre: Esas olas.

Me alegra haber sido testigo de un cambio positivo tan grande, de haberlo visto con mis propios ojos; nadie me lo contó. Me alegra haber visto que realmente el mundo puede tomar un mejor rumbo con gente bien intencionada que no solo quiere hacer bien las cosas sino que va y las hace.

Que le sirva de ejemplo a mucha gente.