El temple de John John, uno de sus grandes defectos

Cuando las papas queman en los campeonatos a Jota Jota le falta un poquito de sangre en el corazón


John John Florence es para mí el mejor surfista del mundo hoy en día. No hay nadie que meta tubos, vuele aéreos, carvee, baje olas grandes, medianas, chicas y las domine como él.

Nadie. ¿Medina? ¿Toledo? Ni locos. Solo tal vez se le acercan Slater y Jack Robinson .

A puro talento se ganó sus dos títulos mundiales, ganó Eddie Aikau de 2016, logró de forma milagrosa su clasificación a Tokio 2020, participando en un par de torneos, desafiando a Kelly en el medio.

Ahora, hay algo que el hawaiano lo supera: La presión.

El botija quiere navegar, ir por ahí, bucear en los atolones. No soporta que Zeke Lau le reme alrededor y se le meta en la cabeza o que lo mismo haga Caio Ibelli, en más de una ocasión (una de ellas en la Gold Coast).

De la misma forma, en el primer intercambio de hoy, cuando él hizo mejor las cosas que el jovencito local Cibilic, y los jueces le siguieron la corriente al héroe local, JJ se apagó. Lo carcomió la presión de que estaba en problemas contra un niño del que pocos conocen el nombre.

No hubo magia alguna, Cibilic en lugar de achicarse, se agrandó separó diferencias y JJF quedó más hundido, cayéndose una vez tras otra.

Lo que deja esta serie de ronda 3 del Newcastle Pro es una nueva lección sobre lo que es John John: Una locura de talento y mucha falta de temple cuando la competencia lo pide.

Él tiene temple para divertirse en Pipe y en Himalayas gigante. Pero no para que un joven llamado Martin Cibilic lo venga a molestar.

Y, en este aspecto, Medina, Toledo y demás amigos, le ganan al JJF.

En un tour mundial que tendrá varios de estos enfrentamientos, el temple de John John puede ser determinante para definir el campeonato del mundo.

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