Cobertura especial presentada por Surf City - El Salvador Travel

Un par de décadas atrás, conseguir una tabla era en algunos países, una verdadera epopeya.

Y ni que hablar que había casos en los que simplemente era imposible conseguir una tabla y las opciones era tener suerte de que alguien traiga una o un surfer visitante la venda y dé con el precio.

Los precios y los métodos son irrisorios en algunos casos, Serena Brooke por ejemplo contó que vio la tabla en un clasificado del diario y la pagó a 30 dólares. Para otra ex CT, Heather Clarke, la tabla fue su regalo de 16 y para Gilbert Brown fue un regalo de un amigo.

Como en Ecuador abunda la balsa, Andrés Fernández se deslizo en una tabla de esa madera y Jojó de Olivença usó una del legendario Rico de Souza, toda amarilla, cuenta.

En esas tablas, formas y materiales está mucha de la historia del surfing mundial.