Los beneficios del respeto en algún lugar del sur de Chile
La negativa de filmar y surfear en un determinado lugar llevó a Marcelo Rodríguez, Lucas Santamaría y Jerónimo Ané a trasladarse a algunos sitios mágicos de los que nunca quisieron volver
Nota patrocinada por Analog Argentina. Fotos: Jony Paz. Video: Juan Stadler @alturafilmsarg. Producción: Diego Fasel
“Los locales nos dijeron que ahí no podíamos filmar, nos pareció totalmente respetable, y al final de cuentas, fue lo mejor que nos pudo pasar”, contó el filmmaker y organizador del viaje Diego Fasel, que tras la orden y el acatamiento, no tuvieron mejor opción que irse a buscar sus propias olas, en las que no hubiera nadie y pudieran generar material para una venidera película.
Marcelo Rodríguez, Lucas Santamaría y joven talentazo Jeronimo Ané vivieron unos días mágicos en el sur de Chile. Surfearon solos una seguidilla de marejadas que crearon olas sólidas y prolijas en los distintos bancos de la zona que fueron a recorrer.
Precisamente la orden dictaminada por los locales fue la que terminó haciendo que el viaje fuera más interesante de lo que pintaba en un comienzo. Con la enorme falta de información que hay sobre la zona, hubo que prender los mapas satelitales y todos los conocimientos de viento y marea para encontrar las distintas puntas que trajeran felicidad tubular.
Este trabajo fue hecho a la perfección y las imágenes lo dejan claro.
“El viaje estuvo increíble en todo sentido, por las olas que nos acompañaron, la buena onda con el grupo de viaje, el lugar donde nos hospedamos y las ganas que teníamos todos de surfear”, contó Jerónimo.
“Elegimos una semana en la que nos tocaron dos swells. Yo agarré la primera mitad de uno y Lucas el final y el principio del otro y la verdad que nos tocaron olas increíbles. Chile tiene eso, un montón de lugares donde podés surfear solo con tus amigos”, agregó Marcelo.
“Tuvimos la suerte de tomar la decisión de ir en dos de los mejores swelles que entraron en lo que va del año en Chile. Los bancos estaban bastante arenados y todas las playas que surfeamos estuvieron buenas con secciones para maniobras, para tubos. Olas de dos metros y muy huecas. Me impresionó mucho la calidad de la ola. Fue lo que fuimos a buscar”, finalizó Lucas.
La mejor sesión
(A todos se les preguntó por separado y todos respondieron la misma)
“Fue el primer fin de tarde que estuvimos los tres juntos. Nos metimos pensando que estaba más o menos y se fue poniendo cada vez mejor, al punto que no queríamos salir más del agua. Nos fuimos de noche, casi nos perdemos en un bosque”, contó Marcelo.
“Creo que la mejor sesión fue la segunda del primer día en el atardecer. Solo estábamos Chelo, Jero y yo, disfrutando de izquierdas perfectas con tubos. Recuerdo que se hacia de noche y me dije que tomaba una mas y salía, y fue la mejor ola de toda la sesión”, agregó Lucas.
“La mejor sesión fue una sesión de tarde, llegamos y tiraba una ola cada tanto, y cuando entramos ninguno de los tres parábamos de agarrar olas y con tubos. Nos alentábamos entre todos y el cerró con un sunset increíble. Esa fue la sesión que me hizo pensar y entender porque me gustaba tanto surfear”, finalizó Jerónimo.
La mejor ola del viaje
“Mi mejor ola fue en esa sesión (la mejor sesión descripta arriba): Una izquierda con un tubito bastante lindo”, dijo Marcelo.
“Recuerdo que se hacia de noche y me dije que tomaba una más y salía, y fue la mejor ola de toda la sesión (la misma que se describe arriba). Dropié directamente para encarrilar y me tapo por completo, un lindo viaje con salida bien limpia y el sol que caía por detrás. Así fue el recibimiento, increíble”, aseguró Lucas.
“La mejor ola fue la última que corrí del viaje. Una izquierda que agarre casi de noche con la luz de la luna reflejando, donde me pegue un tubo, en la segunda sección metí un snap y encarrilé para el segundo que lo super viaje pero no pude salir. Además de que la ola me ofreció eso, el momento fue lo que hizo que sea la mejor ola que corrí”, contó Jerónimo.
La magia
Como buena cosa mágica, las olas en ese lugar épico no duró tanto. Al día siguiente fueron todos emocionados a reencontrarse y cuando llegaron, casi con los trajes puestos, se dieron contra un mar en el que no había nada. La ola había desaparecido.
El equipo buscó por tres días otra ola sin encontrar mucha cosa hasta que, con el nuevo swell ingresando, dieron con un spot desconocido en el que el mar estaba de nuevo pintado, soñado, con poco viento, tubos y el mar sin ni una gota fuera de lugar.
Y ahí empezó otra aventura.
"Fueron momentos mágicos. Olas de dos metros y muy huecas. Me impresionó mucho la calidad de la ola. Fue lo que fuimos a buscar. Yo hacía como un año y medio que no viajaba, y el haber vuelto con estas condiciones fue impresionante. Chile tiene tremendas olas, mucha calidad de norte a sur", explicó Lucas Santamaría.
"Chile tiene eso, un montón de lugares donde podés surfear solo con tus amigos", agregó Marcelo Rodríguez.
"La verdad que estoy muy agradecido con la oportunidad de haber podido surfear ese lugar y solos. Los atardeceres y las olas perfectas quedaron marcados en mi mente y el porqué me gusta surfear".
*Se vendrá en breve más información sobre este viaje y una película que promete.
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