Namibia por Guillermo Satt

El primer chileno de la historia en surfear Skeleton Bay relata su primera experiencia en la que hoy muchos consideran la mejor ola del mundo


Por Guillermo Satt. Fotos: Xabier Azcarate del Valle

Todo comenzó cuando yo estaba surfeando un spot secreto en el norte de Chile, donde estuve como seis días sin conexión a Internet. Para el domingo 24 de junio volvimos a Arica y me empezaron a aparecer todas las tomas de los tubazos en Namibia del swell más reciente.

Entonces me metí a ver si había algún swell de camino para poder ir, y justo venía este swell del 28 y 29 de junio. Tenía tres días para organizarme y llegar hasta Namibia.

Estuve toda la tarde del domingo tomando la decisión de si ir o no, al día siguiente me desperté y compré los pasajes sin pensarlo mucho, solo dije: “Ya, vamos, el swell viene épico”.

Hablé con Natxo González y Nic Von Rupp, que ya estaban allá y me dijeron que era un buen swell, con tamaño.

Luego de comprar todo, alrededor de medio día, me di cuenta que necesitaba una visa para entrar a Namibia. Hice todo los trámites, pero viajaba al día siguiente, el 26. Por suerte la persona que daba las visas me dijo que me ayudaba para tenerla al día siguiente y lo logramos.

Camino a la ola más perfecta del mundo, a punto de cumplir uno de mis sueños y ser el primer chileno en surfearla. Foto: Xabier Azcarate del Valle
La forma de mas fácil de conseguir una ola filmada era con drone o tu GoPro; es tan larga la ola que fue muy difícil conectar con el filmmaker. Foto: Xabier Azcarate del Valle

Llegar a Namibia no es tan caro, comprar los vuelos de un día a otro me costó 1.500 dólares. Volé de Santiago a Johannesburgo y luego a Walvis Bay. Esta es la opción más rápida y creo que la más barata.

Walvis Bay es similiar a Arica, todo es desierto, hasta el aeropuerto se parece al de Arica. Natxo me recomendó un lugar bueno y barato para hospedarme. Costó como 10 dólares la noche. También había que rentar un auto, porque el acceso a la playa es solo para 4x4 y queda a media hora de Walvis Bay.

Para llegar a la playa nos levantamos a las 5:00am y así desayunar y partir temprano, porque lo mejor es surfearlo glass toda la mañana.

Ahí me encontré con Tomás Tudela, Miguel Pupo y Víctor Bernardo, juntos nos fuimos en caravana para la playa. Llegamos y la ola estaba increíble, tal cual como la habíamos visto en los videos.

El swell estaba entrando en la mañana del primer día que llegué, entonces no estaba tan grande. Igual, de cabeza nos fuimos al agua.

La ola queda como en una península de arena que está detrás de la ciudad, es súper raro donde está, nunca me lo imaginé así, es como un barrera de arena (sand bar) de 30 kilómetros. Está lleno de flamingos, lobos de mar y zorros.

Para filmar es una pesadilla. La ola es tan larga que es muy difícil conectar con el filmer, hay que tener demasiada suerte. Lo mejor es entrar con una cámara GoPro o un drone.

¡Cumpliendo el sueño! ¡Cada sección de la ola que iba pasando ya no sabia qué hacer! Gritar, aplaudir, seguir gritando, jajajaja, ¡era una locura!

¡La caminata de 10 o 15 minutos, después de haber surfeado la ola de tu vida! E ir disfrutando de cads ola increíble que avanzaba, ¡era un festival de tubos! Foto: Xabier Azcarate del Valle

A veces también es difícil encontrar la ola si no conoces bien el lugar, porque temprano en la mañana hay una neblina que no te deja ver nada, ni siquiera dentro del agua. Tuvimos que salir un rato porque no sabíamos por donde surfear.

La mejor ola que surfee fue ese día en la tarde, que me metí un tubazo, yo creo que el mejor de mi vida porque esta ola tiene demasiadas secciones.

Es un tubo que corre dos kilómetros y no es muy fácil salir de todos los tubos. Te metes en un tubo larguísimo y la ola es tan rápida que avanzas y avanzas y no sales hasta que te agarra el foamball, pero hay otros tubos que son eternos y alcanzas a salir.

Todas las olas venían increíbles. De hecho las olas más grandes eran demasiado dobles, entonces era muy difícil bajarlas. Se ponía muy chupado y no podías entrar bien en la ola, bajabas en el aire.

Las tablas se parten mucho, ese día se partieron fácilmente unas 30 tablas. Yo quebré una tabla en el primer día al toque en un tubo cerrado. Era una de las olas grandes y no alcancé a bajar el drop y se cerró.

A parte de todo esto, tienes que llevar comida para estar todo el día allá. Yo surfee todo el día, desde las siete hasta las seis de la tarde estábamos con el traje puesto. Salíamos, tomábamos agua, comíamos y hacíamos todo ahí para estar todo el día surfeando.

También había demasiada corriente, uno llega al spot y hay que hacerse de una ola buena al toque, si no la corriente te lleva. Luego de agarrar una ola buena, hay que hacer una caminata de diez a quince minutos para llegar de nuevo al spot.

Compartiendo con las loberas; en la misma playa eran miles de lobos marinos! Yo estaba poco preocupado de donde veniín porque había millones! Foto: Xabier Azcarate del Valle
¡Las dunas! Un lugar alucinando donde fuimos a conocerlas y lleve mi tabla para poder hacer algunas fotos de lifestyle y como me gusta mucho el snowboard quise probar que tal funcionaba mi tabla en las dunas, jajja, ¡fue super divertido. Foto: Xabier Azcarate del Valle

Hubo un día que había mucha gente porque había swell. Estaban casi todos los pros que compitieron en el Ballito Pro. Pero a pesar de esto, nunca sentí esa vibra de crowd porque había tanta corriente y era tan larga la ola que luego de correrla volvías caminando y era muy bacán. Todos se respetaban, nunca te topabas con nadie en el agua, estabas todo el tiempo entrando al spot, agarrando tubos y caminando. Era como un parque de diversiones para nosotros, todos estábamos alucinando con la ola.

Con respecto al país, lo que conocí no lo encontré para nada peligroso, es un lugar muy tranquilo. Solo tuvimos una situación en un parque nacional que fuimos un día que no hubo olas. En Etosha, uno de los safaris más grandes del mundo, donde puedes ver los elefantes, las jirafas, leones y todo ese tipo de cosas. Llevamos nuestro equipo de filmar y drones en el auto y cuando íbamos saliendo del parque, uno de los policías vio el drone. Sabíamos que son prohibidos porque los cazadores los usan para buscar rinocerontes y por esa razón no lo volamos. Pero los policías con tan solo verlo, se pusieron agresivos, nos gritaron y nos sacaron una multa porque no se podía tener el drone ni en el auto. Ese fue el único inconveniente que tuvimos, pero a parte de eso la gente es súper buena onda.

Namibia tiene muchos lugares para conocer, hay muchos parques nacionales que no se puede ver todo en un solo día. De hecho, al parque nacional que fuimos apenas conocimos un cuarta parte de lo que era. Hay que hacerlo en tres días, mínimo, y hay muchos más parques como ese y dunas gigantes por conocer.

Lo mejor que nos pasó definitivamente fue surfear esta ola y haber sido el primer chileno en correrla.

El elefante es uno de mis animales favoritos, desde muy pequeño soñaba con estar cerca de este increíble animal y qué mejor haberlo conocido en su habitad y libre, en el Etocha Park uno de los más grandes del mundo! Foto:
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