Pilu Sarabia en una joya indonésica: “Una sola tarde puede cambiarlo todo”

El uruguayo compartió estos derechones soñados un día entero con otras seis personas en el agua; lee su relato


Año tras año el uruguayo Pilu Sarabia pasa buena parte de su tiempo en uno de los mejores lugares del mundo para ser un surfista: Las Mentawai de Indonesia.

Como él mismo ha contado en DUKE, pasa ese tiempo mientras que administra los varios emprendimientos que lleva adelante, y, como suele también año tras año, encuentra una gema de ola que le paga todo el viaje.

El año pasado se metió varios tubazos y este año se metió varios otros, pero este definitivamente resaltó.

“Primera vez surfeando esta ola y en esta zona de las Mentawais. Increíble: Solo siete personas en el agua y olas que de chico siempre soñé con correr. No venía siendo la mejor temporada de olas en Indonesia, pero una sola tarde puede cambiarlo todo (risas)”, contó a DUKE.

Pilu baja bien dispuesto, establece una buena línea y sale con el spray para celebrar la vida.

Debajo el relato de toda la experiencia para llegar a la ola y la ola en sí por el surfista:

“Estábamos en Bali con un amigo y mis viejos, que habían llegado de visita desde Uruguay hacía muy poco, y teníamos planeado un trip a las Mentas.

La verdad es que hasta ahora el año no venía siendo el mejor en cuanto a olas. No tanto por falta de swell, sino porque no terminaban de alinearse los factores: Los vientos, la dirección del swell… Todo eso que tiene que darse para que salga realmente bueno.

Tuvimos algunos días con tamaño, pero justo cuando pintaban las mejores condiciones, el viento se cruzaba a último momento, en los picos donde estuve yo, y eso hizo que no pudiéramos coronar del todo.

Ya habíamos pasado un mes en el sur de Sipura, en Hollow Trees, y no nos había tocado nada mágico. Sí, hubo muy buenas olas, pero nada tan especial como en años anteriores.

Pero bueno, llegaba la fecha del nuevo viaje y se acercaba un swell que pintaba distinto: Tenía un poco más de componente del oeset que la mayoría de los swells de este año, que habían sido casi todos muy del sur, o que terminaban yéndose demasiado al sur en el transcurso del mismo.

Parecía que justo iba a pegar mientras estábamos viajando, así que decidimos adelantar el pasaje dos días para llegar a tiempo.
La pregunta era: ¿A dónde? En Indonesia hay muchísimas olas y las distancias entre ellas son grandes, a veces incluso días de viaje para llegar, como en este caso. Había que evaluar el swell y jugársela por una opción.

Como me había quedado ese gustito amargo del mes anterior, de no haber tenido condiciones que cuadren del todo en HTs, decidimos probar suerte en otra zona de las Mentawais: Esta vez en Playgrounds, en la isla de Siberut, un lugar que yo todavía no conocía.

Evaluamos un poco las olas y las condiciones parecían alinearse para esa zona, o por lo menos acercarse a eso. Fueron dudas hasta último momento; mismo en el ferry nos cruzamos con un amigo que iba para Hollow Trees en busca del mismo swell, y por un momento nos llenamos de dudas. Pero parece que después el viento estuvo malo allá.

Nada, seguimos con lo nuestro. Llegamos el jueves de tarde, surfeamos unas olitas divertidas, tranqui… Pero el viernes ya fue otra historia.

El mar había crecido y la ola que fuimos a buscar agarra tamaño muy rápido. Me tiré primero con una tabla corta y al toque me di cuenta de que la había cagado. Salí, cambié, y ahí sí mejoró el asunto.

Fue una tarde increíble. Éramos entre siete y 10 personas en el agua, olas pesadas y tubos cuadrados. Tuvimos momentos de marea baja y alta, olas para todos y todos cuidándose entre sí.

Esta ola en particular fue diferente. Ya estaba cansado, había remado dos de la serie a las que no pude entrar porque pensé que estaba pasado. Pero enseguida, un californiano se mandó en una que venía pasada mal, yo pensé que se mataba, y salió escupido por la puerta del tubo.

Ahí pensé: “lpm, no puedo ser tan cagón”, jajaja. Así que la siguiente serie que vino ni lo pensé: bajé la cabeza y le di.

En el drop ya vi que se iba a poner. Pensé que estaba pasado, pero esa ola se aguanta. Cuando tiró el tubo, era como entrar en un hall de doble altura de esos que me enseñaban en la facultad de arquitectura, jaja. Te lo cuento ahora y me pongo contento, estuvo de más.

Así que nada… Terminó siendo de esos días que te quedan.

Lo gracioso fue que al otro día de surfiar estas olas me saque el hombro en una olita juguetona de un metro lpm. Pero bueno salió y volvio a entrar, ya estoy mejor”.

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