Me llamó la atención verlo a Filipe haciendo todo ese teatro ayer en Bells. Desde hace mucho tiempo, tiempo en el que se alejó de su padre como coach, que se casó, crió a sus hijos, tiempo en el que se encargó de pagar las cuentas de toda su familia y familia extendida, su actitud es de caballero.

Él venía siendo el capitán del equipo brasileño luego de que Adriano de Souza diera un paso al costado en el rol tras retirarse del tour.

Pero ayer, dio show contrario, de todo tipo: Salió apurado del agua y empezó a hablar a los gritos con sus amigos sobre la ola de Jackson Baker, repitiendo sobre si era “¡un nueve! ¡un nueve!

“¿Vos viste lo que yo vi? ¿Un nueve?”, dijo, refiriéndose a la ola que el simpático australiano había surfeado.

Luego aprovechó del show de Logan, para decirlo en inglés y repetir sobre si eso había sido un “nine”, mirando a la cámara, "a nine!"…

Fue y vino, se preparó para perder y también para ganar… Sus amigos lo apretujaron, hicieron lo que supieron y lo que estuvo a mano en una escena en la que el capitán no demostró ser capitán.

Los jueces demoraron y finalmente cayó el puntaje y él dijo irónicamente: “Y encima me dieron un 7”… Avergonzando a los jueces, todavía enojado después del favor recibido. La realidad es que el nueve fue mucho más nueve que su siete.

Y triplicó la apuesta mirando a la cámara de la transmisión en vivo: “¡Sigue intentando, sigue intentando!”… ¿A quién le dijo eso?

Fue el show del día final del evento, sin duda alguna.

Luego contó que lo ama a Jackson y que es apasionado. Que en su ola hizo dos “big turns” y terminó con el aéreo.

Fue algo digno de un evento juvenil de un circuito estadual. No del CT.

Un show que Logan ama, pero que no tiene nada que ver con la primera división del surfing mundial ni tampoco con el propio Toledo.