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Ryan estaba en Hawái y una persona le mostró fotos y videos de olas tubulares quebrando solitarias en algún lugar del mundo y, como buen aventurero, o como haría cualquier surfista con la posibilidad de irse, se fue.

Comprobó que la calida de olas, la consistencia y la poca gente eran todas realidades y en lugar de hacer un viaje decidió pasar la mitad del año en El Paredón.

Además de olas encontró amigos, novia y ahora una casa con su nombre.

Pero a la hora de destacar las bondades de Guatemala él habla de la buena gente de por ahí, aunque no deja de mencionar la posibilidad de surfear solo olas tubulares y perfectas.

Original de Jupiter Beach, Florida, un lugar que no se caracteriza por tener tantas olas, Ryan encontró en El Paredón su paraíso en la tierra, lo adoptó como casa y de ahí no se va más.