Así se vive una ceremonia olímpica desde las gradas

El gigante paso olímpico alejó a los surfistas de nuestras cámaras; quien siguió la ceremonia por TV o redes, la vio mejor que desde el estadio


La cobertura especial del surfing olímpico es presentada por Surf City SwellboardsCris SalMilano SurfboardsVisslaALAS Pro TourCapi Bar y Chivipizza

Sin Covid, jamás habría obtenido el asiento que tuve en el Estado Olímpico de Tokio, no estaba donde el presidente del COI, Thomas Bach pero bastante cerca. Segundo anillo y posición central, difícil estar más cerca y con ángulo tan bueno del espectáculo.

Habiendo dicho esto, siento que me perdí todo lo que sucedió en lo más importante que me interesaba cubrir: El andar de los nueve hispanoamericanos surfers presentes en la cita y de los más de 30 surfers que ahí estuvieron.

Se me ocurre que más que nunca esta cita olímpica se hizo para la televisión porque, claro, no había público permitido en el estadio. Así que sí, por momentos me sentí muy decepcionado por haber viajado 19.000 kilómetros y básicamente no poder hacer lo que vine a hacer.

El espectáculo de luces, y los espectáculos artístico, la verdad que fueron increíbles y se vieron así de buenos desde adentro. La vibra alrededor, seguro disminuida por el Covid, también fue interesante.

Pero el poder estar en contacto con los surfistas, algo que nos sucede en cualquier mundial ISA o en un CT, por mencionar dos torneos grandes de surfing, fue algo que se extrañó en la ceremonia.

Y es parte de lo bueno que tiene este paso olímpico, si se quiere: Estos surfistas dieron un paso más al estrellato y llegan con toda su protección (más en épocas de Covid), sus protocolos y así se van.

El momento alto de la noche para mí fue ver la bandera flameada por Daniella y Lucca. Luego de ver pasar a varios de los mejores deportistas del planeta haciendo lo mismo, me emocionó ver dos surfistas a quienes le sigo su carrera desde hace muchísimos años.

Desde lejos y sin haber podido reconocer a casi nadie previamente, supe que eran ellos dos los que cargaban la gloriosa peruana.

Puedo decir tranquilamente que quien vivió la ceremonia mirando la TV y siguiendo las redes sociales de los surfers, tuvo mejor visión que yo desde el estadio.

Pero ahora viene la playa, bendita playa, bendito océano y benditas olas. Esperemos que ahí cambie la pisada, esperemos poder tener más cerca a los surfers y poder conversar con ellos.

Y que no quede la idea de fue un fiasco vivir la ceremonia desde el estadio, fue un gran aprendizaje para mí sobre el nuevo mundo desde donde ahora toca cubrir al surfing olímpico y, principalmente el saber y darme cuenta del lugar que ocupan los surfistas ahora en el mundo del deporte.

Ya tengo pensados varios ajustes para París 2024.

Comentarios: