El oro peruano es líquido: La gigante diferencia de estar en un país con olas de verdad

Diario de viaje a dos de los lugares más ricos en olas del planeta: Perú y El Salvador. Entrega 1


Cobertura especial presentada por Motorola - Subaru - Unacem - Monster - Vissla - Foto de portada: Punta Rocas por Rommel Gonzalez/ISA

Hasta que un peruano no va a surfear a un país como Uruguay, Argentina, Venezuela, Colombia, por citar algunos ejemplos de sitios con olas interesantes, no se da cuenta el regalo que le dieron los dioses en sus costas.

Esto es algo que repito desde 2006, cuando vine por primera vez aquí; me pasa lo mismo con chilenos y salvadoreños. Puedo agregar a la lista a Indonesia aunque el crowd ahí puede ser un factor importante y por más que fui a Hawái, no lo anoto en la lista porque en pos de surfear esas olas, siempre se está arriesgando un trozo de pescuezo.

Lo que digo es que en estos países las olas increíbles, o al menos muy increíblemente mejores a la que se acostumbran surfear en casa son super accesibles y quiebran todo el tiempo.

La idea volvió a mi mente en la tarde de hoy, recién llegado de Montevideo, tarde, cansado, mal dormido, mal comido, pesado y poco hábil tras varios días sin hacer ejercicio y sin surfear (obvio, viva Uruguay).

Perdí una conexión porque el vuelo de Uruguay salió más tarde, aterricé en Lima a las 15:30, el Uber se demoró, y conté minuto a minuto para poder surfear. Me tiré al agua con 40 minutos de luz máximo.

El mar estaba liso, bien “glassesito”, y entraban derechas y algunas izquierdas de un metro, algunas head high y mis expectativas, con un crowd de profesionales en un evento en el que compiten seis divisiones, habrían sido superadas con una sola de Punta Rocas para mí… Una intermediaria me pagaba la llegada al Perú y me venía a trabajar feliz de la vida.

El mar se fue vaciando, cada vez hubo menos gente y salieron varias olas muy divertidas. Para los estándares de un peruano, mi sesión fue pésima, para los míos, fue muy divertida. Especialmente considerando que no llegaría a tirarme al agua.

Me quedé hasta la noche y viendo poco y nada surfeé mi última ola de la jornada.

Poder pensar qué va a hacer uno en la ola es una de las diferencias más grandes con el surfing de un país sin olas en el que básicamente uno se para y se apura para utilizar cada miligramo de energía en la ola.

Cuando se surfea Perú, la energía la da la ola y el resto es saber dibujar lo que uno cree que hay que dibujar… ¡Es maravilloso! Es como las cosas deberían ser y es por esto que Perú tiene tantos surfistas de buenos fundamentos.

Hay ambiente acá en Punta Rocas; antes de entrar al agua los vi a Alonso Correa, Lele Usuna, Nacho Gundensen, Sebastián Alarcón, Franco Radziunas. En el agua estaba la jovencita Laura Raupp surfeando muy bien y también otro jovencito brasileño, Ryan Kainalo, además de los hermanos chilenos Noel y León de la Torre.

El CAR, el centro de alto rendimiento, donde me hospedo es un tema aparte. Una de las mejores y más consistentes olas del mundo frente a mi cama y todo lo que necesito para bajar mi panza a la altura de unos pasos… ¡Pero yo vine a trabajar!

En la cena, hablé con el gran Lolo Bellorín que tiene buena fe de que el mar se va a poner épico para los días finales del evento.

Como hubo pocas olas en su casa, Lolo entrenó subiendo cerros en su casa. Vino hace cinco días a Punta Rocas, se lo ve bien y está confiado. Especialmente tras el excelente resultado que tuvo en Saquarema.

Entre el 15 y el 20 de noviembre se realizará el Punta Rocas Open, QS 1000, JQS y etapa longboard regional masculino y femenino. Luego, entre el 23 y el 26 se realizará la etapa más grande del ALAS Pro Tour del 2022.

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