Los 30 años de Punto Límite: Una película que marcó a una generación

Algunas reflexiones sobre el impacto de un policial que tiene algunas escenas surf pero que se convirtió en culto mundial


Que Point Break o Punto Límite cumplió ayer 30 años, habla mucho de lo viejo que soy, pero habla más de lo que me llenó el alma.

Gracias a Dios, a los guionistas, productores y a su directora Kathryn Bigelow por haber traído esa película a mi vida.

Viniendo de Uruguay, con cuatro canales de aire, ver surfing era prácticamente imposible. Hubo un iluminado, Fernando Berger, que hizo un programa llamado Mundo Náutico, los sábados a las 14:30. Pero podía haber una regata como podía haber ski acuático como, Dios mediante, podía haber surfing.

Era lo único.

Point Break era la única opción garantizada de ver surfing alquilado en un video club, por ejemplo. O, de vez en cuando, cuando la pasaban por la tele.

En mi caso, la grabé en VHS pasada por la TV y me repetía una y otra vez las escenas de surfing, que en realidad no eran tantas. Y piraba con las partes más románticas, más místicas de la película.

Me aprendí prácticamente todos mis diálogos favoritos, uno de ellos era alrededor de un fogón, en una fiesta en la casa de Bodhi, uno de los amigos, uno de los ex presidentes decía, en español latino: "¡Amigo, esa cosa se eleva, te inclinas ante la cresta y el mundo, el mundo amigo es así de pequeño y todo el océano está rugiendo a tu alrededor como si esto fuese un tren de carga o algo así!", y lo interrumpían tirándole cerveza.

Y ahí comienza la conversación que termina dándole captura al líder de la banda, sobre qué ola es la más grande del planeta: "¿Tú crees que Bells es más grande que Waimea?" , y Bodhi responde: "Lo será el año entrante". Cuando la tormenta de los cincuenta años tendrá lugar.

La película tiene errores pero tiene muchos aciertos. Como policial, es excelente.

Como película de surfing es relativamente mala, pero para un adolescente que sufría por ver surf, era una maravilla.

Para un adolescente que lejos estaba del mundo surfer californiano y tenía un par de revistas, era una maravilla.

La película golpeó fuerte por acá, un amigo mío empezó a surfear a los 25 años y le puso a su negocio su título porque la vio en el cine y quedó enamorado de la actividad.

Y es normal encontrarme con personas de nuestra generación con quienes compartimos nuestras frases favoritas.

Es una película de culto en el mundo del surfing, supongo que especialmente en el uruguayo, que somos un pueblito y estábamos bastante aislados de lo que sucedía en el primer mundo surfer.

Y se quiera o no, por más que hay momentos kook como que Bodhi aparece surfeando regular en algunas escenas y en otras es goofy, por dar un ejemplo. Hay un par de escenas con fuerte espíritu surfista... ¿Será una chotada dejar ir al criminal más buscado para que se mate en la tormenta de los 50 años? Pero, ¿qué habría hecho la mayoría de los que leen esta nota?

Celebro con ganas los 30 años de esa película. Y confieso una cosa más: Cuando salió la reedición algunos años atrás, jamás la fui a ver. Quiero recordar la película así como irrumpió en mi adolescencia y me tocó el corazón para siempre.

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