La noticia del que el surfing no sería transmitido en vivo, al menos los primeros días, sorprendió rotundamente en la comunidad del surfing; desde el fanático normal, pasando por el familiar y llegando incluso a las más grandes autoridades del deporte.
Está claro que el surfing no es el fútbol, o, en el caso de los panamericanos, no es atletismo o natación, pero tampoco está muy lejos.
De hecho, uno de los datos que resonó de Tokio 2020 fue que entre los top 5 deportes que tuvo más impacto en redes sociales, las que comandan el mundo hoy en día, fue el surfing (el skate estuvo en primer lugar).
En agosto de 2020 el propio COI informó que en Brasil, en TV, el surfing fue el quinto deporte más visto durante la primera semana de los mencionados juegos.
No cuento con cifras de Lima, pero sí estuve ahí y vi las gradas repletas, vi al mundo siguiendo al surfing, me escribía de mi tía Celina hasta mi madre para contarme del surfing que habían visto en la TV.
La gente abarrotada, la que se había quedado sin entradas, se acumulaba fuera de la sede de surfing, intentando ver lo que podían desde lejos.
Pero Panamsports decidió que no haya surfing en vivo para los primeros días o no habrá leído lo que yo leo o tendrá otra información.
Lo que yo entiendo es que el surfing, el skate, la escalada, trajo más audiencia a los juegos que ya se habían convertido en aburridos y esa audiencia fue un éxito para las transmisiones.
Entonces al final de cuentas no solo perdió la fanaticada del surfing que no pudo ver en vivo al surf, no solo perdió mi tía Celina y mi mamá, quien perdió y me animo a decir que perdió más, fue Panamsports que podría haber ganado muchísimo con haber transmitido surfing estos días.
