Opinión: Medina es una fiera a la que no le tiembla el pulso

No mostró ni un signo de flaqueza en un evento que él mismo declaró que no le gustaba y en el que sentía que ya había ganado el título


El propio Gabriel dijo que no le gustaba el formato, que sacó tanta diferencia que merecía ganar sin WSL finals, pero que, si hay que surfear más, él lo iba a hacer.

Se fue para California como tres semanas antes del evento, puso tiempo en el line up insoportable de Lowers, fue protagonista de los mejores momentos del free surfing, fue al gimnasio, entrenó duro, se divirtió, mantuvo el temple y llegó al día preparado.

En el marco de un evento que un dolorcito, un comentario, una señal podía sacarlo de lugar, el brasileño aguantó todito y el mismo backflip que concretó en los free surfs lo hizo en este invento mal pensado llamado WSL Finals.

La propia Carissa declaró y mostró en su surfing que sintió una presión abrumadora para ganar su quinto título. No fue el caso de Medina, no mostró una flaquezam un símbolo de nada, fue un tigre en el line up e hizo lo que tenía que hacer para que se termine todo a su favor.

Por pura suerte ganaron los que se merecían ante el mencionado invento. Carissa estuvo a una maniobra de Tatiana (que no completó) de perder su título. Y, si bien esto es distinto con Medina porque a él se lo vio bien fuerte y con poder de respuesta, si Filipe concretaba sus últimas maniobras, la cosa podría haber sido muy distinta.

En un mundo en el que a los brasileños se les cuestionó un montón de cosas a lo largo de la historia, Medina, su clase y sus cojones, dejaron claro no hay crítica que le quepa. El brasileño aceptó el juego, lo jugó y lo ganó.

Si hay una sola cosa que puede decirse en este, uno de los títulos vencidos con más ventaja en la historia del surfing en uno de los años más extraños de la historia de la humanidad, es que cuatro de las siete etapas realizadas fueron hechas a mano para el surfing de Medina: Newcastle, Narrabeen, Rottnest y el Surf Ranch. En donde logró dos segundos y dos primeros e hizo esa base tan sólida que respaldó con el vice en Pipe. Sus dos descartes fueron los malos resultados en Margaret River (perdió en ronda de 16 ante Seth Moniz) y en México (ante Deivid Silva en cuartos).

Ayer a la hora de cumplir su sueño, el que él se fijó de niño, de lograr tres títulos como Ayrton Senna y Tom Curren (lo dijo en su discurso), lloró como un bebito en el año que, según también él declaró, se convirtió en un hombre (por su casamiento y el distanciamiento de su padrastro y ex coach, Charlao).

A Medina la gente suele criticarlo por un montón de cosas: Que hace avisos afeitándose las axilas, que anda codeándose con Neymar y otras celebrities, que se coloca una caravana con una estrellita, que se le acercan celebrities que lo quieren besuquear… A la hora de entrar al agua es uno de los mejores surfistas y competidores de la historia.

Su talento en olas chicas y medianas es incuestionable y su capacidad de competir en ellas, también. Vencer a Medina es de las cosas más difíciles en el surfing competitivo.

Con 27 años y un mundo del surfing en el que los Slaters siguen dando lucha a los 49, a este brasileño le queda mucho por delante, puede, si se lo propone, empatar o superar al mejor de la historia, o superar a Mark Richards, por ejemplo. La gran pregunta es: ¿Él querrá hacerlo?

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