Se terminó el calvario de Lowers, pero sigue el calvario de las finales

Un mal peor que pasó a un mal mejor, pero sigue estando mal


La noticia de que las finales de la WSL 2025 serán en Fiji cae muy bien para todos los que creemos que sí o sí el título mundial debe definirse en olas de consecuencia, especialmente que incluyan en su recorrido una de las más grandes maravillas del surfing: Demostrar habilidad en los tubos.

No podía suceder más que solo acrobacias determinen al campeon del mundo en un torneo de por sí injusto. El combo de lo mejor del surfing: Tubos, power surfing y surfing moderno es el escenario más justo dentro de todo…

Pero sigue tratándose de un mal mejor y no de una mejora real porque las finales siguen existiendo. Es decir: El trabajo de todo un año se tira a la basura en una jornada en un deporte oceánico que depende del movimiento de las olas en un porcentaje extremadamente alto.

Pero por encima de todo haciéndose caca en lo que la justicia deportiva del surfing promueve: Determinar quién es el mejor en una gran variedad del olas al cabo de una temporada.

Se sigue dando esta tontería de las finales que el mono con ametralladora de Erik Logan creó porque, según él mismo explicó, quiso replicar la final de Medina con Italo en Pipe en 2019, el evento que hasta ese entonces tuvo mayor audiencia en la historia de la WSL.

Es decir: Un objetivo económico marketinero y no deportivo. Explícitamente dijo el señor que esa era la justificación.

Entonces, para los que seguimos el circuito de toda la vida, para los que creemos que la filosofía del mismo es determinar quién es el mejor a lo largo de toda una temporada en una variedad interesante de olas, sigue siendo malo que se defina en un día el trabajo de todo un año pero sí, claro, celebramos que sea en una ola que comprende lo mejor del surfing.

Es decir, mejoramos un 2%, falta 98.

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