Sol Borelli alegró corazones de tres países cuando salió campeona del mundo la semana pasada en Perú.

Nacida en Lanzarote, vivió en Argentina y evolucionó como joven surfer en Perú. Incluso llegó a representar a la albiceleste en un mundial.

Pero para este volvió a la casa que la vio nacer y vistió la roja para ganar el campeonato mundial. Su nombre, tal vez no tan sonado en revistas angloparlantes como la que dejó ella en segundo, Milla Coco Brown o incluso la china Siqi Yang, se plantó para siempre como un gran presente del surf mundial y un gran futuro.

Debajo una breve entrevista realizada con la fluida y poderosa goofy footer que es la nueva campeona del mundo.

¿Cómo es tu historia? Tienes familia peruana, argentina… Pero terminaste compitiendo por España, ¿cómo fue el proceso?
Para empezar, nací en Lanzarote junto a mis hermanos y nos criamos allí. Vivimos casi cinco años en la isla y luego mis padres, que son argentinos, decidieron viajar a Argentina para pasar unas vacaciones y visitar a la familia. La idea era volver a Lanzarote, pero nos encariñamos mucho con Argentina y, al estar más cerca de la familia, decidimos quedarnos.

Pasaron tres años y la situación económica no era la mejor, así que mi padre nos planteó la idea de irnos a Perú. Al llegar, nos pareció increíble: Olas por todos lados, comida muy buena y una acogida espectacular. Nos sentimos muy agradecidos con los peruanos desde el primer momento.

En resumen, estuvimos seis años en Perú. Mis hermanos y yo competíamos a nivel nacional. Primero entrené con Surflab Project y después empecé con el Club Regatas. A mediados de 2022 me llamó la selección argentina para ir al Mundial de El Salvador.

Fue mi primer mundial, con solo 14 años, y me acompañó mi hermana Sinaí. Fue una experiencia muy bonita y nos hacía muchísima ilusión.

Después del mundial, al volver a Perú, mi hermano Saion decidió regresar a España. Nos convenció, ya que vimos muchas más oportunidades para representar a España y, además, teníamos muchas ganas de volver a Lanzarote. Hoy en día estamos muy felices y agradecidos por estar de vuelta en casa. La verdad es que lo extrañábamos mucho y todo nos está yendo genial.

¿Qué te parece que marchó distinto en este evento que en otros que todo salió tan bien? ¿Cuál fue la clave?
No me pareció tan distinto a otros campeonatos, pero sí se sintió un poco parecido al de El Salvador 2024. La diferencia es que en este me sentía más fuerte y con mucha más seguridad.

Este año no me fue tan bien en algunas competencias, pero estuve entrenando mucho tiempo con Aritza Saratzaga y creo que todo ese esfuerzo se reflejó claramente en este campeonato. Tenía muchísimas ganas de ganar este mundial desde el año pasado, cuando no se me dio.

Para mí, la clave fue ser paciente, confiar al máximo en mí y entrar a las mangas con muchísima actitud.

¿Qué aprendiste de ti misma sobre este evento?
Aprendí que siempre puedes dar mucho más de lo que crees si confías en ti. También entendí lo importante que es la paciencia, porque al final todo esfuerzo tiene su recompensa.

¿Qué impacto sentiste que había tenido el título mundial tras llegar a casa?
Al terminar el campeonato no lo podía asimilar del todo. Pero al llegar a casa empecé a reflexionar mucho más y todavía siento que no termino de caer. Me doy cuenta de que se me ha cumplido un sueño y sigo muy sorprendida por todo lo que está pasando.

Esto seguro amplió tus horizontes, ¿en qué sueñas ahora?
El próximo año me gustaría clasificar a los Challenger y seguir mejorando mucho más mi surf. Una meta muy clara a futuro que tengo es llegar al CT y que me vaya muy bien allí.

Por ahora sigo enfocada en el proceso y disfrutándolo mucho. Creo que se vienen muchísimas más oportunidades de las que tenía antes.