Andy en Arica 2007 y la aceptación de que los ídolos también son humanos

Un relato sobre lo que sucedió en el agua y dentro y fuera del hotel del campeonato durante uno de los mejores torneos de surfing de la historia


Me tocó en el cuarto de enfrente al de Andy Irons y su futura esposa Lyndie en el Hotel Arica, durante la realización de aquel histórico Rip Curl Pro Search Chile del año 2007.

Yo tenía 26 años, y trabajaba en la extinta revista Olas, que hizo su lanzamiento en ese torneo. Hospedarse en el hotel fue increíble; todo el CT, que en aquel momento lo formaban 44 surfers, estaba metido ahí adentro y cruzarse con Kelly, Parko, Taj, Fanning, CJ, Bobby, etcétera, era cosa de todos los días.

Tuve de vecina a una Lyndie de pocas palabras pero simpática y educada. Su belleza intimidaba, y también intimidaba, claro, que era la mujer del gran Andy. Me limité, claro, a responder el “buenos días, buenas tardes y buenas noches”, casi mirando hacia el piso. Recuerdo decirme a mí mismo una y otra vez que no podía creer que en frente lo tenía al tricampeón, uno de mis surfers favoritos.

Pero Andy brilló por su ausencia. Lo vi poco y nada y esto fue concordante con los rumores que empezaron a recorrer entre locales, competidores, sala de prensa y un largo etcétera de que Andy andaba de fiesta.

Un lado muy inocente de mí no quiso creer nada de eso. Mi admiración hacia Andy Irons era gigante y el Andy que admiraba no era uno que pasaba una semana drogándose durante un campeonato que se suponía debía estar enfocado en ganar.

Fue difícil creer esos rumores y me encantó verlo surfear, con una irreverencia absoluta ante una de las olas más peligrosas del mundo. Mientras que la mitad del CT tenía miedo y no quería saber nada con El Gringo, Andy fue pura clase y jugó en ese furioso mar. Hubo una serie inolvidable en ronda 3 ante el brazuca Víctor Ribas en la que sumó 18 puntos, después de partir su segunda tabla en la serie, se subió al jet sky, se fue del agua y dejó a Ribas como 15 minutos solo. En cualquier otra serie podría haber significado un riesgo, pero el brazuca no tuvo chances; sumó 3,16.

Así siguió hasta que ganó el evento, le dio un baile a todos los que enfrentó 17 a 11 a Kai Otton, 14,6 a 5 a Parko, 16 a 15 a Fanning y 16,8 a 8,6 a Damien Hobgood en la gran final.

Fanning y el chileno Manuel Selman que tenía 17 años en ese entonces, fueron los que estuvieron más cerca de vencerlo.

Al día siguiente de terminado el torneo, en un bar de Arica, me contaron más en detalle las andanzas "políticamente incorrectas" del tricampeón en el norte de Chile. Seguí, de alguna manera descreído, aunque un poco más consciente de que ese ídolo parecía ser más humano de lo que me pensaba.

Luego, algunos meses más tarde corrieron rumores de que Andy estaba internado en una clínica de rehabilitación.

Ayer, cuando distintos medios difundieron fragmentos del documental, Irons, besado por Dios, citan a  Bruce refiriéndose al torneo: “Estuvo drogado el evento entero. Surfeaba sus series apenas llegando a tiempo (…) No fue ni el primer ni el último torneo que ganó drogado”. Recordé con tristeza aquellos días en Arica, que parecían “de fiesta” y no eran más que un capítulo más en la vida de un atleta y un ser humano sobresaliente que tenía un problema gigante con las drogas.

Tendemos a tratar a los “ídolos” de una manera determinada como que están más allá del bien y el mal, nos cuesta juzgarlos y dejamos de lado el hecho de que al final de cuentas tienen los mismos problemas que tenemos todos y terminan yendo para el cajón, como nos vamos a ir todos. Algunos, como Andy, más temprano de lo que nos hubiera gustado.

Ayer, en una de las tantas interpretaciones de la información develada en el documental, leí a alguien decir que era radical que Andy viviera al límite, pero también habría sido radical que ahora estuviese vivo, acompañando a su esposa y cuidando a su hijo Axel.

No puedo estar más de acuerdo.

La conferencia de prensa del torneo, de izquierda a derecha: Manuel Selman, Andy Irons, Mick Fanning, Kelly Slater, Taylor Knox y Cristian Merello. Todas las fotos: Pablo Zanocchi
Irons, saliendo de una serie, rumbo a la final.
Las olas estuvieron épicas y hubo muchos de los que era considerados "mejores del mundo" que con mucho miedo no quisieron saber de nada con El Gringo. Andy dominó.
La estructura del campeonato de surfing más grande que se ha realizado en la historia de Chile, cambió el curso del surfing latino y de alguna manera, también del surfing mundial.
Andy y Damien previo a entrar a la final. El hawaiano se quejó bastante del frío, se lo ve saltando sobre las piedras de la famosa entrada de El Gringo. El resultado final fue 16,84 vs 8,67.

 

La entrevista del campeón luego de la victoria.
Lyndie, en un costado durante la entrega de premios. Con cámara de fotos en mano y riéndose de las locuras que decía su marido. Cuando ganó dijo de la forma que pudo el "Chi chi chi, le le le".
Comentarios: