El negocio de ser brasileña
Tatiana dejó Estados Unidos por Brasil y los contratos con el gobierno y las empresas privadas no demoraron en aparecer
La corriente casi siempre va para el otro lado, muchos brasileños se van a Estados Unidos año tras año para conseguir la Green card y vivir el sueño americano. En el mundo de los deportes no se cumplen las mismas reglas.
Tatiana Weston-Webb nació en Brasil pero se crió en la isla de Kauai, considerada por varias publicaciones de viajes como el paraíso en la tierra. La muchacha que toda la vida surfeó por Hawái comunicó unas semanas atrás que ahora lo haría por Brasil.
Fue por fiebre olímpica, claro.
La primera lectura del anuncio de cambio de nacionalidad de la rubia era simple: La jerarquía de clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio es que en primer lugar se clasifica por el CT con un máximo de dos atletas por país; en el CT había solo una brasileña (Silvana Lima) y Tatiana, que incluso tiene mejor ranking. Con solo mantenerse en el CT este año, va a tener ranking el que sigue y por ende (como no va a ingresar otra brasileña) se garantiza en Tokio.
Lo que tal vez todo el mundo no visualizó fue que unos pocos días después de haberle dicho al mundo que su nueva bandera era la de “Ordem e Progreso”, Tatiana ya estaba firmando primero un esquema de apoyo con el Comité Olímpico Brasileño, que incluye todos los pasajes, estadías y comidas en todos los torneos del año, dinero y el acceso al programa de entrenamiento que usan los mejores deportistas de elite de Brasil.
Algunos días más tarde, Oi, una de las empresas de telefonía líderes en Brasil estaba cerrando contrato con la nacida en Porto Alegre.
Tatiana apenas tenía un apoyo de Body Glove y de la marca de bebidas energéticas RockStar; se puede perfectamente decir que la decisión de pasarse a Brasil ha resultado ser un excelente negocio.
Y seguramente se vengan más stickers en su tabla.
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