Imposible no emocionarse con Kelly

Hoy, el mejor de la historia, hizo las paces consigo y con nosotros


Me resulta imposible no emocionarme con la victoria de Kelly Slater, hoy en Pipe puesto, ganando en su ley y anunciando, finalmente, su posible retiro. Estoy seguro que no soy el único.

Hemos derramado litros de tinta escribiendo del mejor de la historia, escribiendo de sus hazañas y hoy tocó derramar algunas cuantas lágrimas.

El mejor deportista de la historia encontró finalmente su lugar para decir que seguramente se va, y que se va tranquilo. Le costó, su última victoria fue en Tahití en 2016, su último logro fue la Triple Corona de 2019, pero sin una victoria de peso en las tres joyas.

Creo que Slater largó el llanto porque estaba ahogado buscando hacer justicia con semejante historia, con semejante ser, con semejante deportista.

Slater no podía irse silbando bajito, Slater no podía irse sin un final espectacular como el de hoy. No hubiera sido justo que se vaya siendo vencido por jovencitos que no le llegan a los talones.

Slater en Pipe bombeando, grande y peligroso, encontrando tubazos, compitiendo bien, con gente en la playa, con la familia Irons, con sus amigos de la generación Momentum, Slater hoy hizo justicia consigo mismo y con todos nosotros.

Él se merecía terminar así. Y, nosotros también nos merecíamos verlo terminando así.

Lo he dicho en alguna columna: Kelly ha estado conmigo toda mi vida, con él viví mi inicio en el surfing, o el divorcio de mis padres, o clases aburridas en las que leía sobre él cuando iba a la escuela. Con él luego viví mi propio divorcio. Con él crié a mis hijos y empecé a perder el pelo.

Esto, entre otras tantas cosas.

Yo no quería ver a mi surfista favorito yéndose por las malas. Quería verlo irse como se fue hoy.

Y si no se va, genial.

Gracias Kelly. Ya habrá tiempo para seguir escribiendo de ti, o de contarle a, ojalá, los nietos que vendrán sobre lo que fue vivir contigo.

Esta es una primera impresión sobre lo que acaba de suceder.

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