Un acto de rebeldía que cambió al surfing peruano para siempre

Hoy se estrenó en Argentina el documental peruano “A la mar”, una joyita que retrata una gesta heroica en el mundo del surfing


Presenta: Biología Club

En el Biología Club de Mar del Plata, Argentina, esta noche se proyectó el genial documental “A la mar”, fue una de las actividades oficiales del QS 1500, Rip Curl Pro Argentina que aquí se está realizando.

La pieza audiovisual de unos 30 minutos relata el esfuerzo que hizo el Perú para establecer primero, y, muchos años más tarde, comenzar a reglamentar la inédita ley de protección de rompientes.

En uno de los países más ricos en olas del planeta, malas decisiones de gente irresponsable (por ser amenos en la categorización) se habían encargado de arruinar o semi arruinar algunas de las mejores olas y playas del mundo.

Sin la acción de algunos cuantos héroes, atrocidades como un muelle en el medio del recorrido de Chicama podrían hoy ser realidad, y, la famosa ola más larga del mundo, ser tan solo un recuerdo que los veteranos compartiríamos con un suspiro nostálgico hablando con nuestros hijos y nietos.

En ese contexto de lucha, de búsqueda de protección, se dio una situación muy especial en el punto más turbio del conflicto en la mítica Cabo Blanco, entre surfeadores que querían entubar y pescadores que reclamaban un muelle.

Estos últimos, enojados, como medida de lucha, decidieron no dejar surfear a nadie, aplicando fuerza, miedo y violencia.

Uno de los protagonistas cuenta que los surfistas estaban agazapados en el hotel, viendo olas perfectas quebrando solitas. Afuera, una turba enfurecida, armada con palos y cañas, esperaba lista para atacar al que se animara a ingresar al agua.

El que conoce Cabo Blanco sabe que no quiebra una ola en todo el año que se vaya sola. Ese día fueron varias las izquierdas arenadas que tentaron escupiendo, una atrás de la otra, perfectas, sin nadie deslizándose.

Hasta que dos valientes lograron meterse al agua, escabulléndose de los pescadores e ingresando por otra playa. Las imágenes de archivo muestran una buena ola de la serie ingresando y a un estiloso goofy footer metiéndose un buen tubo ante la rabiosa mirada de los pescadores que luego fueron a buscarlo en barco, increpándolo y queriendo golpearlo.

No es fácil surfear Cabo Blanco de por sí, mucho menos debe ser hacerlo con un montón de personas queriendo pegarte.

Me gusta pensar y sentir que ese pequeño hecho de rebeldía fue un grito de libertad del surf peruano que luego recibió su merecido reconocimiento, con la ley implementada y unas 30 rompientes ya legalmente protegidas.

Actúa como un verdadero ejemplo para los surfistas de todo el mundo; el acto valiente y la actuación eficiente para que, por los siglos de los siglos, una rompiente esté protegida.

Quien tenga oportunidad de ver el documental, hágalo, será una sabia decisión.

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