Una segura predicción de las finales: Va a haber polémica

Y si no gana Filipe, se termina el formato para el resto de la historia


Con olas sólidas en camino, el criterio que favorece aéreos en olas que Slater dice son para carvings y los mejores pudiendo elegir la ola que quieran en Lowers perfecto con un buen tiempo por serie, es difícil pensar que las decisiones no van a ser ajustadas e interpretadas de forma distinta por las distintas hinchadas.

Este escenario va a parecer intensificarse si el evento se larga el domingo, ápice del swell, con paredones doble overhead que, como ya dijo el mejor del mundo, piden curvas y no aéreos… A no ser qué veamos algo impresionante y especialmente innovador en la historia del surfing y que los muchachos empiecen a mandar aéreos en la primera sección de un olón así de pesado.

Y, sea como sea, si en esos paredones los surfers hacen lo que la ola pide y atacan con pancadas las secciones pesadas (que fue lo que los jueces puntuaron bien este año) y reciben los puntajes altos, la polémica va a venir en que no hubo buenos aéreos para lograr esos puntajes.

Y, con el nivel de efectividad que tiene Filipe en Lowers, el grado de fanatismo y la responsabilidad, o más bien, la respuesta, que ha dado la WSL cuando hay una turba enfurecida de brasileños, si no llega a ganar los disturbios de Huntington Beach en 1986 no tendrán punto de comparación con lo que puede pasar en Lowers.

Ricardinho, papá de Filipe, ya dijo que su carpa gigante va a estar colocada bien cerca de los jueces, literal “para meter presión”, y que han convocado a cuanto brasileño pudieron para que “meta presión”.

Creo que no hay duda alguna que si no gana Filipe las finales se terminan para siempre. La tierna Carissa que vio su título arrebatado el año pasado en manos de Steph no es ni un 5% de lo que los brasileños pueden lograr en redes y en masa.

En toda esta injusticia que son las finales de Lowers, se ha creado un ambiente mucho más interesante que el hecho injusto que las finales en sí representan.

O, al final de cuentas, lo que se ha armado es precisamente lo que el mono con ametralladora de Erik Logan quería: ¡Show!

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