La pincelada uruguaya en la producción mundial de cine de surf
Apuntes, historias, anécdotas sobre el trabajo de Carlos Pardeiro, Eduardo Bolioli, Mami Demicheli y Pupi Berger
Nota presentada por Corona Uruguay - El presente ensayo fue presentado en vivo en dos ocasiones, primero en La Pantalla de Malvín y luego en Capi Bar de La Barra. A estas dos instalaciones y a todos los que asistieron, gracias por abrir las puertas y gracias por ver y escuchar.
Al igual que en buena parte de los aspectos de cualquier deporte o simplemente de cualquier tema de la historia mundial, (con excepción tal vez del fútbol), en el surfing mundial, Uruguay ha sido casi completamente ajeno en su influencia. De cualquier tipo: Técnica, deportiva, artística, etcétera.
Pero, como siempre, y también, como en saplicados aspectos de la historia universal y también del cine en general, hubo uruguayos dando una pincelada a importantes piezas de todo esto. Son la excepción que confirman la regla.
Detrás de cada una de estas participaciones uruguayas en la plana mayor de la producción de cine de surfing mundial, hay una historia que humildemente pienso vale la pena ser contada.
De personas que incluso viniendo de este rincón alejado del verdadero mundo del surfing, mucho antes de que internet hiciera las cosas más fáciles para jugar en las ligas mayores, hubo unos cuantos talentosos que se destacaron y llevaron su arte adonde la querían llevar o incluso más lejos de lo que jamás habrían imaginado.
El ensayo comienza con Forgotten Island of Santosha. Una película lanzada en 1974 que sigue los pasos de Joey Cabell y Roger Yates a, precisamente, Santosha.
Con música del uruguayo, Carlos Pardeiro.
FORGOTTEN ISLAND OF SANTOSHA MUSICALIZADA POR CARLOS PARDEIRO
1974
Larry Yates
Relato de Roger Yates
La película fue estrenada en 1974 y recién en 1985 se hizo público que se trataba de Mauricio, una isla al este de África, a 1100 kilómetros de Madagascar, a unos 200 de Reunión. Es decir, literalmente en el medio de la nada.
Mucho más si hablamos que esto fue filmado a comienzos de los setentas.
Vale la pena decir que la edición original de The Endless Summer había sido estrenada en 1966 y había encendido la avidez viajera de casi cualquier surfer del planeta con el pero que la revolución de las tablas cortas todavía no había tenido lugar.
Fue precisamente entre el 67 y el 70 cuando este cambio tuvo lugar, se pasó de tablas de más de 9 pies y 10 a 15 kilos a otras de 7 pies y 5 a 7 kilos.
Un detalle no menor que permitió que el viaje de surfing sea más factible. Esto no lo detallo yo sino las propias publicaciones de la época.
En los setentas el surfing se debatía sobre si era un deporte o una forma de arte. Un debate que en mayor o menor medida, sigue hasta hoy. Hay quienes dicen que es una religión.
El surfing también era para muchos un acto de protesta, de escapismo de un mundo enquilombado, en guerra… Y en un mundo que se cuestionaba lo que quería, había gente que ni siquiera quería ser parte de la discusión, y simplemente se alejaba, se iba lo más lejos posible.
Y digo esto porque, por un lado Forgotten Island of Santosha es un resultado de todo esto, pero también fue un motivador importante para que todo esto siguiera.
Conscientes del contexto en que vivían, los autores eligieron el nombre con vuelta de tuerca: Santosha es una palabra en sánscrito que combina Sam que quiere decir “completa o enteramente” y Tosha que es “contento”, “satisfecho”, “cómodo”. Junto todo es “completamente satisfecho”.
Por ende: No es solo escapar de la guerra, escapar de la civilización para ir a un paraíso de olas y vivir una vida simple de surf y naturaleza; era también reconectarse con ese lugar olvidado del ser en la sociedad ajetreada de aquel entonces y por qué no del hoy e ir al lugar en el que estoy “enteramente satisfecho”. Esto no surge de mi análisis sino de lo que contó el protagonista uruguayo de esta historia, Carlos Pardeiro según había hablado con el director de la película, Larry Yates.
¿Cómo llega Pardeiro a hacer las 23 canciones que musicalizan a Santosha?
Intentando hacer corto un cuento largo, Pardeiro era un muy talentoso músico que ya había sido parte de la conocida banda Los Mockers; banda hermana de los Shakers… El surfing lo había seducido en la playa Pocitos, él era parte de la banda que rodeaba la caseta de salvavidas de Omar Vispo Rossi.
Se hizo muy amigo de Ariel González, otro de los pioneros quien ya había viajado a los campeonatos internacionales de surf que se realizaban en Perú. En el segundo viaje de Ariel a Perú, Carlos también fue y ahí conocieron a Joey Cabell, que en los sesentas se lo consideraba el mejor surfer del mundo. No había muchos campeonatos internacionales y Cabell había ganado los más prestigiosos como el de Makaha, el de Malibu y el de Perú.
Al hawaiano le llamó la atención la guitarra de Pardeiro y su habilidad para hacer música con ella y lo invitó a irse a Hawái para que le dé clases y que mientras disfrute de las olas en el paraíso.
Le ofreció casa y comida y contactos con gente de las islas. El uruguayo aceptó la propuesta y para allá marchó.
Nació una gran amistad que varios años más tarde terminó en la recomendación de Cabell a Yates para que Pardeiro haga la música que él iba a protagonizar.
Según contó para este ensayo, Pardeiro en su música intentó transmitir el poderoso lado espiritual del surfing, algo que para él lo pone en contacto directo con el Gran Creador.
Vale decir que el músico luego se convirtió en pastor adventista y dedicó su vida a la religión.
Para la grabación se fueron a Hollywood, a los Wally Heider Studios donde Creedence grabó buena parte de sus discos, también Carlos Santana, Jefferson Airplane, Grateful Dead y un largo etcétera.
El encargado de los estudios era un indio llamado Raghu Gadhoke. Pardeiro cuenta que Gadhoke había participado en grabaciones de los Stones y de George Harrison. Esto no pudo ser verificado en esta investigación, pero le mete color a la historia.
LAS TABLAS DE POTTER EN SURFERS THE MOVIE PINTADAS POR EDUARDO BOLIOLI
1990
Dirigida por Bill Delaney
Una de las riquezas de este ensayo o de esta presentación yo creo que es el cambio no solo en el diseño de las tablas, la calidad de video, el audio y las distintas formas de surfear.
Esto fue filmado en México en 1989 y ya nos salteamos las twin fins y pasamos directos a las Thrusters.
Y en esto del color tan ochentero, y lo importante que era el arte en las tablas, es donde entra en esta historia el ahora artista plástico Eduardo Bolioli.
Del barrio de Punta Gorda, en Montevideo, hijo de un pastor metodista, estudió Arte en Nueva York donde fue alumno de uno de los fundadores de la revista MAD, Harvey Kurtzman.
Fue primero influenciado por el skate y luego por el surfing.
Siempre tuvo la inquietud de pintar. Cuenta que su madre le compraba unos blocks de hojas y marcadores y que esa era su tableta y dibujaba todo el día.
Ese combo de skate, surfing, música y años ochentas lo terminaron influenciando en su arte. Pero fue clave el trabajo de su padre, que terminaba siendo enviado por la iglesia a distintos lugares, muchos sin olas.
Y, algo que sucede muy seguido: La absoluta fisura lo llevaba pintar tablas, pintar olas, pintar camisetas. Intentar crearse un mundo surfer lejos del surfing.
Increíblemente siendo uruguayo se entera que hay olas en Uruguay porque le llega la revista Surfer. Aquella de 1982 que tenía justamente a Martin Potter surfeando en Uruguay.
En Uruguay se hace su banda de amigos y es con esta banda de amigos que deciden irse a Hawái.
Volvió a Estados Unidos para juntar plata e intentó irse con algún contacto. En este momento vivía en una ciudad de Nueva Jersey alejada de las olas, pero conocía al dueño de un surf shop que lo contactó para que lo ayude a conseguir contactos en la meca.
Y se le rió en la cara: “Vos en la meca, pintando tablas. No durás dos días… No te voy a dar nada”.
“Vas a ver, yo voy a Hawái y en un año le estoy pintando la tabla al campeón del mundo”, dijo antes de partir. Y la realidad es que le llevó dos años.
Fue a todos lados y todos le dijeron que no porque era haole. Entonces tuvo que rebuscársela y empezó a trabajar de RRPP en un boliche y resultó que el boliche fue contratado para hacer una fiesta de la marca Blue Hawaii.
Hizo unas caricaturas para decorar el lugar de Sunny García y Mark Foo. Este último dijo que se quería llevar una de las obras.
“Vamos a hacer un trato: Vos presentame a Glen Minami y yo te consigo la caricatura”.
Mark Foo, que lo acababa de conocer, le dijo: “Este es un gran amigo mío”.
Y el resto es historia.
Lo curioso con Potter es que él tenía mucha opinión sobre el diseño de sus tablas y las que se ven en esta película terminan siendo usadas por el campeón del mundo de casualidad.
Le surgió un viaje a México para filmar la película, pidió un quiver y no daba el tiempo. Estaban listas las de John Shimooka que las había pintado Bolioli. Le dieron esas y ahí partió Potter con las tablas pintadas por el uruguayo.
PUNTO LÍMITE CON LA TABLA DE BODHI PINTADA POR MAMI DEMICHELI
1991
Kathryn Bigelow.
Daniel “Mami” Demicheli, hoy conocido por ser el shaper de las tablas Salitre, también conocido por ser un muy buen surfista, hizo más o menos al mismo tiempo el camino a la meca.
Si bien Mami ya shapeaba, fue consciente de que en una de las capitales mundiales del shaping, sus chances de trabajar vendiendo tablas no eran altas.
Entonces se propuso también pintar tablas; él había justamente estudiado diseño. Según contó al programa Aire de Mar, el muchacho golpeó puertas hasta el cansancio y finamente una se abrió, la de Ed Searfos, de Country Surfboards… Searfos es según el Museo del Surf Hawaiano “El héroe anónimo de la historia de la fabricación de tablas de surfing en Hawái”.
Liam McNamara, Ross Clarke Jones y Marty Thomas fueron algunos de los surfistas cuyas tablas fueron pintadas.
Un día, en una de las fábricas, recibieron un pedido de una productora de Hollywood. Un pedido específico y un diseño específico. Una tabla con una cobra, azul y amarilla.
Resultó que la tabla es la que usaría Patrick Swayze y su doble el hawaiano surfer de olas grandes, Darrick Doerner.
Doerner cuenta que cuando se conocieron con Swayze este le dijo: “Necesito que mueras por mí” y el hawaiano le respondió: “Yo no muero por nadie”.
Esto porque en la famosa tormenta de los 50 años, Bodhi, interpretado por Swayze logra convencer a Johnny Utah de que le quite las esposas para poder surfear una sola ola y luego ir preso. Cuando todos en realidad sabemos que el protagonista fue al agua a morir en su ambiente.
Los cuentos sobre la filmación, contados por Doerner son alucinantes, Doerner dice lisa y llanamente que los de Hollywood no sabían qué querían. Y en el medio de esto estaba él, con el pelo teñido, usando un traje corto largo en Hawái, accidentándose apropósito en la Bahía de Waimea, que, quien sabe es uno de los peores lugares del mundo para caerse en una ola.
Pero la escena debía hacerse.
Al final Hollywood se fue pero volvió, le pidieron que al caer haga una especie de cruz con sus brazos. Esta no se nota muy bien en la escena.
Doerner se quejó en más de una ocasión que su trabajo fue durísimo, que se perforó el oído y que como estaba teñido se creían que era un kook y le era difícil encontrar una ola.
Al final le pidió ayuda al musculoso Laird Hamilton para que le bloquee gente en el pico y peuda tomar la ola.
Y la tabla la había pintado un jovencito Mami Demicheli.
EL LUGAR QUE KELLY SLATER LE DEJÓ A PUPI BERGER PARA HACER SIPPING JETSTREAMS
2006
Taylor Steele
Alejandro Berger estaba tal vez predestinado a vivir de filmar surfing o al menos a pasar buena parte de su vida haciédnolo. Su padre, Juan, era el responsable de Mundo Náutico.
No sé si alguien aquí recuerda o vivía lo mismo que yo, de esperar ansiosamente que a las 14:30 te pasen surfing en la tele en Uruguay. Y sufrir porque como era mundo náutico podía tocar surfing pero también una aburrida carrera de vela.
En ese entorno nació Pupi que de inmediato se interesó por las cámaras, por filmar y específicamente filmar en desde el agua. Una habilidad jodida, no para cualquiera pues básicamente lo que hay que hacer para lograr la mejor toma es ir al agua y filmar lo más cerca posible en plena zona de impacto, armado de unas patas de rana y con el housing en la mano con una cara cámara adentro.
Pupi se embarcó en varias aventuras para filmar y surfear. Iba a Hawái y a Indonesia anualmente y trabajaba de lo que pintara.
Había establecido una amistad con un consagrado fotógrafo, Dustin Humphrey, quien después se convirtió en el fundador de la marca Deus Ex Machina.
Dustin estaba al tanto del trabajo de Pupi que en aquel entonces ya había sacado las películas Indo Dreams 1 y 2.
Y en una de esas vueltas de la vida, estando en Indonesia, Humphrey lo contacta a Pupi y le dice que Kelly Slater se había bajado del barco a las Mentawai al que se iba a tomar fotos y que sobraba un lugar. Que si quería ir a filmar para Taylor Steele, era bienvenido.
“Te llevan, no te van a pagar, pero te llevan todo pago para que filmes agua.
Lo gracioso de todo esto es que Pupi, en lugar de salir corriendo de felicidad. Le dijo que lo iba a pensar y lo llamaba. Esto, por supuesto, lo recuerda entre risas.
En el barco estaba Andy Irons, Dane Reynolds, Shane Dorian, CJ Hobgood, etcétera.
Le digo que sí: “No va Kelly, voy yo”.
“Cómo alguno tiene que hacer cosas gratis en la vida”.
Gustó su trabajo y lo llaman para filmar Sipping Jetstreams, una producción exquisita en 16 mm.
Steele, que venía filmando surfing desde los noventas y haciendo lo que se llama porno surfing… Poco contexto y mucho surf, quería evolucionar y este fue uno de los pasos que dio. Y fue uno de los últimos porque luego se vinieron las redes sociales que mataron este tipo de producción.
Para la película tuvo que ir a Hong Kong, Barbados, Japón, Cuba, Italia y Egipto.
La parada en Barbados tenía a Slater en una de sus olas favoritas: Soup Bowl. Y, en realidad Pupi no lo recuerda como un placer sublime…
“Nadé horas y horas por varios días. Kelly no salía nunca del agua. No se cansaba de pegarse tubos. Fue como una semana que estuvimos ahí y el partió todas sus tablas tubo tras tubo. Partió las tablas de Benji, Tim Curran, Ozzie Wright y las que Taylor había llevado”.
“Lo más particular de eso en esos años es que no sabías cómo habia qiuedado”… Recordemos que era en 16mm. Había que revelar el rollo.
Finalmente le dijeron que las imágenes quedaron increíbles. Y eso le abrió la puerta a filmar otras cosas, dentro y fuera del agua.
Reflexionando sobre aquella producción y el contraste con las redes sociales de hoy que todo lo quieren ahora… Pupi dice: “Si hubiera sido hoy en día hubiera sido distinto. La vida se movía más lento que hoy en día. Considero a veces que eso era mejor".
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