El camino del bueno Kolohe

De ser la mayor promesa norteamericana a estar hoy escalado en un QS 1000 en olitas chicas en Virginia Beach


Foto de portada: ISA/Pablo Franco

Respeto la actitud de Kolohe Andino, y me gusta. Quiero entenderla como que es un ser que no baja los brazos por más que, si bien las cosas no salieron como todo el mundo pensó, no tiene que probarle nada a nadie.

De estar en el estrellato, en el medio de una de las negociaciones más pesadas en la historia del surfing cuando era solo un adolescente de 16 años, pasar por el CT donde, si bien no logró ni una sola victoria, fue ficha fija a ahora estar escalado en ronda 1 de un QS 1000 en las olitas de Virgina Beach.

Esa admiración, ese espíritu de lucha si se quiere, también da lugar a un sentimiento de pena, de injusticia y de crítica a lo que genera el mundo del surfing cuando se parece a un deporte mayor.

A Kolohe en su temprana edad parece haberle pasado por arriba la presión de aquellos contratos y, más adelante, la presión ya más madura de lograr cierto éxito; ganar una etapa.

Y, a medida que eso no se concretaba, la presión seguramente se hizo más grande.

Lo que siempre fue claro fue que Andino se fue haciendo cada vez un surfista mejor: Pasando de ser un maestro de los aéreos a uno de los mejores surfers de fundamentos del circuito.

Con el corte de mitad de año y lo que sea que le haya pasado, Kolohe este año acumuló cuatro 17 y un 25, quedó afuera del tour y en lugar de irse para la casa se fue a competir en los challengers en los que le fue mal (49, 33, 17 y 49 en cuatro de seis etapas en total). A no ser que gane las dos que quedan en Ericeira y Saquarema, difícilmente se lo verá en el CT 2024.

Es de admirar que se haya convertido en una especie de padrino para la banda de San Clemente y que junto a él Griffin Colapinto haya tenido el éxito que tiene y que ahora los 2% de Cole Houshmand, Crosby Colapinto, Kade Matson y Jett Schilling, estén teniendo el éxito que tienen.

Pero también da un poco de pena que él no haya podido liderar con el ejemplo y ganar las mismas series que todos sus pupilos están logrando. Seguro se siente bien ser un buen padrino, pero él debe querer ser el que está ahí.

Al final de cuentas tiene jóvenes 29 años.

La escalera que bajó Kolohe fue grande y repentina. De ser el mejor preclasificado a Tokio 2020 por Estados Unidos a ahora estar en esa serie contra un desconocido llamado Cose Stoyanoff (USA) y el dominicano Cristian Padilla.

Bueno sería verlo volver a Kolohe al CT, hacer justicia de su surfing tan completo, dejar atrás los fantasamas del pasado y que finalmente logre dar vuelta la tortilla, para por lo menos ganar una de esas etapas.

El surfing lo tiene y el tiempo también.

Comentarios: