“Cuando salí sentí que estaba reviviendo mi nacimiento o algo así”, dijo el hawaiano Kainehe Hunt sobre la que es considerada como la mejor ola de lo que va de esta y de muchas temporadas hawaianas.

“La magnitud del mundo me golpeó”, dijo en nota publicada por Stab. “Todos los muchachos gritaban, pero era más energía bruta que sonido. Podía escuchar a los muchachos golpeando la casa Quiksilver, pegándole a las paredes y eso”.

Dijo que fue a lavar el auto a la casa Volcom y se motivó cuando vio pasar a Matahi Drollet y Barron Mamiya.

Estuvo relajado antes de entrar pero luego empezaron a entrar las olas y se puso serio: “Torrey fue en la primera y vino la siguiente y vi a Brodi Sale dudando por un segundo y yo me dije: ‘OK, dudaste entonces estoy putamente yendo’. Creo que los cuernos del diablo salieron demi cabeza como ‘¡ding!’”, contó.

“No se veía como una ola normal de Pipe, tenía forma de ue iba a seguir tubeando. Tan pronto como me paré, me dije: ‘Mierda, esta cosa está bien estirada’. Ajusté mi línea un poco y luego hice un pump grande. Mis pies estaban bien adelante en mi tabla. Una vez que entré no fue un tubo tan grande. Fue cambiando rapidamente… Hubo momentos en los que yo estaba muy chico y contorsionado porque intentaba lidiar con el foam ball, pero al mismo tiempo son tan alto que tenía que asegurarme que no daba mi cabeza contra el techo. Hubo cuatro o cinco veces en los que pensé: ‘Mierda, me morí aquí adentro’”, agregó.

Según contó recibió entre otras felicitaciones las de John John y Kala Alexander, quien perdió a su hijo trágicamente unas semanas atrás y a quien dedicó la ola.

Celebró con un pack de Modelos, comió una cabeza de col, jugó Mortal Kombat y durmió acompañado de una bella dama… “Tenía que seguir con buen ritmo”, bromeó.