Surfista australiano atacado por tiburón salvó su vida golpeando al animal

“Me subí a su espalda y empecé a golpearlo en la cabeza algunas veces. Y eso no hizo mucho; ni pestañeó. Pero luego lo golpeé en los costados, hacia las branquias y ahí sí se fue a la profundidad”, contó


El surfista australiano Jack Frost, que sufrió un ataque de tiburón la semana pasada en un spot llamado Boat Ramp en West Oz, declaró que tuvo que treparse al escualo y golpearlo en la cara y en los costados para librarse de él, luego de ser mordido.

Frost estaba surfeando solo en un día que dijo no estaba bueno y que por esto las pocas personas que estaban en el agua decidieron salir.

Según declaró en entrevista a la web local australiana SwellNet, quedó solo, surfeó una ola que no lo conformó y se dijo que iba a por otra, que no iba a dejar la sesión por ahí.

Se sentó un poco abierto, reconoce, “no donde debía sentarme”, dijo y “vino hacia arriba y me azotó”, contó. Detalló que fue directo desde abajo… Explicó que tuvo suerte porque estaba sentado arriba de la tabla (no detalla si con los pies apoyados en ella), pero que esto hizo que ma moridida “simplemente” lo “arañó”. “Cuando digo me arañó… Tengo un buen corte en la pierna y algunas heridas más arriba, pero nada loco, nada de lo que podría haber sido”, cuenta.

“Cuando me mordió hice como un backflip de mi tabla, caí en el agua y mientras salía a la superficie pensaba: “¿Qué carajo fue eso”, yo intentaba subirme a mi tabla que volaba. El tiburón estaba ahí, una de sus aletas pectorales golpearon el área de mi ingle”, agregó.

“Entonces terminé girando hacia atrás (…) De alguna manera me di cuenta que no iba a darme vuelta para él por lo que me subí a su espalda y empecé a golpearlo en la cabeza algunas veces. Y eso no hizo mucho; ni pestañó. Pero luego lo golpeé en los costados, hacia las branquias y ahí sí se fue a la profundidad”, declaró Frost que ahora quedó en el medio del mar con la tabla flexada, una 8’1, y la pierna, que ni miró pero sabía que estaba herida. Agradeció que su leash no se quedó en su boca.

Lo primero que hizo fue remar hacia la zona de impacto, tomó su leash, se hizo un torniquete y luego remó 15 minutos hacia la orilla y, un poco sin poder creer su suerte, contó que ni una sola ola quebró en el camino, para ayudarlo a salir más rápido.

“Me decía a mí mismo: ‘Vas a estar bien. Vas a sobrevivir’”, mientras que remaba hacia la orilla, temiendo que otra mordida venga.

Toda otra locura comenzó cuando llegó a la orilla, Frost dijo que no quería pagar por una ambulancia porque no está sin dinero entonces la gente que estaba en un café, uno de ellos era una enfermera, la llevaron en auto al hospital.

Fue atendido ahí y luego lo enviaron a otro más grande pero se espera que se recupere y está con ganas de volver al agua a pescar, bucear y por supuesto, surfear.

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