Una relación que sirve profundizar: El surfing y las instituciones gubernamentales

La importancia de la construcción de puentes entre deportistas y autoridades


La ministra de deportes de Chile, Pauline Kantor, Ramón Navarro y el presidente, Sebastián Piñera ayer en Santiago. “Trabajamos en un proyecto muy grande, que deje un legado potente al futuro del surf chileno", dijo Ramón a DUKE. Foto: Ministerio de Deportes de Chile

Por algún motivo u otro, históricamente el surfing y las instituciones gubernamentales no han tenido una relación muy amena. Y, si bien se han ido estrechando, hasta el día de hoy a muchos les parece que cualquier cercanía que pueda haber entre surfers y políticos resulta una fantochada.

Fantochadas hay por todos lados, entre surfistas y entre políticos, entre empresarios y entre políticos y empresarios y empresarios con surfistas y surfistas con políticos.

Pero también hay de las otras, también, hay gente de bien que genera buenas cosas, y, la unión entre las instituciones y los surfistas pueden llevar a buenos puertos. El ejemplo más actual es el que está generando Ramón Navarro en Chile, que se reúne con ministros, otras autoridades y el presidente, para crear lo que se sabe implicará un impacto positivo en el surfing, en el medio ambiente y en el turismo del país.

Es un proyecto de gran escala que tal vez Ramón, que es un ciudadano reconocido en Pichilemu, podría haberlo logrado solo, pero seguro tendrá un mayor impacto con la ayuda del gobierno, el gobierno que eligen y que pagan todos los chilenos.

Ayer el presidente Piñera le dijo a Ramón, bromeando, que si le enseñaba a surfear pasaba una ley. ¡Una ley! A partir de un surfista que se promueva una ley, no es algo menor. Es verdad que no es la primera vez –la ley de protección de rompientes en Perú, por ejemplo-, pero es igualmente histórico.

Es decir, que por ley haya un motor de promoción del surfing, que por ley se impulse al cuidado del medioambiente costero y que por ley se aliente al turismo surfer, y que todo haya nacido del contacto de un surfer con las instituciones, es algo gigante. Y, mirando la contracara, que el que no respete esa ley verá sus consecuencias.

Esto fue logrado porque el surfer, el hijo del pescador de Pichilemu, que trascendió por su excepcional valentía y clase como deportista, supo direccionar su visibilidad para lograr esto. Y no es la primera vez que Ramón lo hace, y no será la última.

Este es un ejemplo más de que ese contacto permanente con las autoridades, que, repito, fueron elegidas y que son sustentadas por el pueblo, es de fundamental importancia para generar ámbitos de gran impacto positivo en el surf.

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