Unos días atrás Italo Ferreira bromeó sobre que en una de esas aparece “el pelado” con ganas de competir en las finales de la WSL y las reglas cambian. Pues no apareció el mejor de la historia con ganas de competir pero sí sacudiendo las redes para que Medina compita.
Con la lesión de Ethan Ewing, si es que este no llega a tiempo para las finales, el reglamento de la WSL establece que para los finalistas no hay reemplazos. Es decir: Falta uno y no va el sexto; simplemente esa serie no se surfea.
Entonces, si la regla se mantiene: El ganador de la serie entre Chumbinho y Jack Robinson va directo a competir contra Griffin Colapinto, el segundo del ranking.
Así es como está establecido y así es como debería ser pero Slater se metió en el medio y también toda la fanaticada de uno de los más populares surfers del planeta: Gabriel Medina, que están dolidos por su derrota ante Jack Robinson que lo dejó afuera de las finales.
Por otra parte, 81% de los seguidores de Stab (que ya sabemos no son tan fans de Medina) votaron que se lo debería dejar participar.
Son todos elementos que están arriba de la mesa de la WSL, de una WSL que no ha sido un roble jamás y que ha cambiado sus reglas 700 veces por 700 motivos.
Si a eso se le suma que está sin un cabecilla, por más que Logan era un mono con ametralladora, no me parece imposible pensar que terminen cambiando de dirección como una veleta en base a solo toda esta charla.
Yo creo que si quiere mantener un poco de dignidad, la institución que ha hecho el Ultimate Surfer, que inventó el corte de mitad de año y la tontería de las finales, no debería cambiar las reglas.
Por lo pronto, al menos que no las cambie con las cartas vistas, sabiendo que Medina atrae mucha más gente que una serie vacía; es decir, dejando ver clarito que se venden por el show y no por el deporte.
También perjudicando directamente la clasificación olímpica de Chumbinho Chianca, hoy clasificada pero que con un Medina motivado en Lowers podría fácilmente cambiar.
Entonces acá nos paramos de nuevo en el dilema de la nueva WSL: Vender el alma por los clicks, el drama, el make or break y la mar en coche o mantener un poco de decencia y justicia deportiva.
