La primera vez en El Gringo

Un grupo de jóvenes ariqueños de entre 11 y 16 años, acompañados por su coach, Gepeto Álvarez, se metieron por primera vez al Pipe sudamericano y aquí cuentan su experiencia


“Antes de entrar a El Gringo siempre escuché de los surfistas que era una ola peligrosa”, cuenta Rodrigo Rozalez que tiene 14 años, surfea hace un año, ya rompe y un par de semanas atrás debutó en una de las olas más peligrosas del mundo.

“Aunque el día que entramos estaba muy chica la ola, la adrenalina y el miedo estaban igual”, agrega. Se sabe que un día chico ahí es más pesado y peligroso que miles de otros lugares del mundo.

Esta sesión en El Gringo es parte de un plan más grande del reconocido entrenador del programa Promesas Chile en Arica, de la escuela Akua y ex surfista profesional ariqueño Gerald "Gepeto" Álvarez, que sabe que con surfear en El Gringo un surfista está preparado para cualquier otra ola del mundo y quiere que desde jóvenes los surfers se vayan aclimatando a la ola.

En los siguientes párrafos se viven las dos partes de la sesión: Cómo vivió Rodrigo ese debut y cómo organizó el coach a sus alumnos previo a esa clase magistral.

El grupo que debutó en El Gringo. Hubo nerviosismo y hubo alegría. Álvarez quiere que los niños desde chico se acostumbren a correr una ola tan pesada. Foto: Archivo del entrenador

Rodrigo Rozales: “Estaba fascinado con como todo era tan distinto con respecto a afuera”

¿Qué habías escuchado de El Gringo antes de surfearla?
Antes de entrar a El Gringo siempre escuché de los surfistas que era una ola peligrosa, que ha dejado a muchos surfistas lesionados.

¿Cómo te sentiste una vez en el agua?
Aunque el día que entramos estaba muy chica la ola, la adrenalina y el miedo estaban igual, estaba fascinado como todo era tan distinto con respecto a afuera.

¿Qué diferencias veías respecto a otros lugares donde habías surfeado antes?
Las
diferencias eran notorias, con solo saber que en mis pies hay rocas ya tenia miedo. Encontraba la ola más chupada que las demás olas que había surfeado.

¿Cómo fue tu mejor ola?
Mi primera ola en El Gringo, fue enana, la tomé más que nada para sentirme bien conmigo mismo de saber que tomé una ola en El Gringo. Y me fui feliz pero no satisfecho.

¿Qué aprendiste ese día?
Ese día aprendí cómo entrar y salir, aprendí como ubicarme, aprendí muchas cosas en una sola ola, y bueno una ola nunca te deja de enseñar cosas así que aun me queda mucho, pero aprendí lo principal para comenzar a surfear ahí.

¿Vas a volver a surfearla?
¡Sí! Más motivado que nunca, volveré a surfearla, ¿cuándo? Ojalá lo antes posible, pero esta vez a mirar como se entuban los locales. ¿A surfear la ola? No sé, no quiero adelantar mis pasos ya que llevo un año surfeando y aún me falta aprender cosas.

¿Ahora que la surfeaste, qué te parece que es clave saber sobre El Gringo que te gustaría compartir?
No tengo tantas experiencias ahí pero lo que creo que es clave es un buen drop, una buena remada y una buena ubicación dentro de la ola ya que unos centímetros marcan la diferencia entre un pagon o un tubo épico.

Rodrigo Rozalez maniobrando en Las Machas, una ola muy distinta a El Gringo. Foto: Gepeto Álvarez

Gepeto Álvarez: "Lo viví con un poco de nerviosismo, pero también con tranquilidad porque entramos un día que estaba chico"

¿Cómo fue compuesto el grupo para ir a El Gringo?
Ese grupo de niños pertenece a un programa del gobierno que se llama Promesas Chile, financiado por el instituto nacional de deporte. Hay dos grupos en ese programa que son de iniciantes y avanzados. Los iniciantes van de 11 a 16 años que justamente es el grupo que entró a El Gringo en esta sesión y luego el otro grupo va de 16 a 14 años que son los profesionales que obviamente ya surfean El Gringo. En esta ocasión entraron los del grupo de iniciantes. Paralelamente, son todos deportistas de la escuela de surf Akua.

¿Qué sentimientos había en el equipo antes de entrar al agua?
La verdad que fue todo bien natural, bien orgánico, llegamos a mirar la ola. En un principio era solo mirar, cuando llegué a la rompiente y me di cuenta que estaba chico, estaba tranquilo, el canal estaba relajado, sin olas y sin corriente, entonces les dije a los niños para entrar. Algunos dijeron que si y otros que no porque les daba miedo, entonces lo que hice fue ponerme el traje y los empecé a motivar en que se metieran conmigo, aunque sea al canal a mirar y que los más grandes de 14 o 15 años podían agarrar algunas olas, ellos estaban autorizados para agarrar alguna ola si se sentían seguros, a los más chicos les dije que solamente miraran.

¿En qué momento tomas la decisión de que están listos para ir al agua?
Es una decisión bien compleja por la responsabilidad que cae en el entrenador, siempre con la autorización de los padres, se toman todas las medidas de seguridad correspondientes. Yo soy salvavidas, soy entrenador hace varios años, tengo un lazo de confianza con los niños, hace muchos años que llevamos trabajando. Además, otro aspecto positivo es que yo fui competidor muchos años, de los nacionales y de los de la WSL que se hacen en El Gringo, gané un trial en El Gringo para un Wildcard para el evento 3.000 que se hizo en 2017. Además, conozco a todos los locales, tengo muy buena relación con ellos. Conozco muy bien la ola, la rompiente, las corrientes, entonces los niños en ese sentido se sintieron confiados y los padres también en entrar conmigo.

Gepeto Alvarez en El Gringo, mostrando que sabe de lo que enseña. Foto: Archivo personal del entrenador
Roberto Ilufín es junior y ya es un avanzado en el Pipe sudamericano. Foto: Gepeto Álvarez
Sofía Driscoll, de 14 años, desafiando la derecha de El Gringo. Foto. Gepeto Álvarez

Seguro para ti había un poco de miedo porque cargabas con la responsabilidad de niños ajenos. ¿Cómo lo viviste?
Lo viví con un poco de nerviosismo, pero también con tranquilidad porque entramos un día que estaba chico y el canal estaba bien tranquilo. Una mezcla de las dos cosas.

¿Te parece que El Gringo debe ser surfeada por los ariqueños para poder dominar olas pesadas en el resto del mundo?
Si, de todas maneras. Yo como surfista no tuve en mi época entrenadores que nos motivaran a surfear El Gringo, lo empezamos a hacer de más grandes de manera autodidacta. Mucho surfista ariqueño le tiene mucho miedo al Gringo, yo quiero cambiar un poco eso, quiero que los niños se acostumbren a estar ahí, aunque no vayan a surfear quiero que entren y se ambienten con la ola para que más adelante las surfeen relajados, no quiero crear ese salto de la playa al Gringo, quiero que sea gradual, para que la dominen.

Uno de mis objetivos como entrenador es llevar a un chileno a la WSL, entonces es súper importante para mí que mis deportistas conozcan la ola para en un futuro dominarla, como el evento ahora es 3.000 y posiblemente más adelante sea 6.000 o 10.000, es la mejor carta que tiene un chileno para el CT y como mi objetivo es ese, voy por El Gringo desde que son niños, siempre tomando las precauciones necesarias.

¿Cómo evalúas la experiencia en general?
Fue buena, se dio natural, los niños no estaban tan nerviosos, se relajaron conmigo, fue bien tranquilo, nadie entró obligado, todos entraron por voluntad propia, todos entraron con un poquito de nervios, pero con confianza, fue una experiencia bien bonita e histórica porque nunca se había dado que un grupo de niños tan chicos entraran al Gringo.

¿A quién le pusiste nota alta?
Definitivamente a Lucas Magna que tiene 11 años, él no surfeó, pero entró a mirar y eso fue más que suficiente.

¿Qué fue lo que más te gustó de la sesión?
La naturalidad con la que se dio, todo fue sin presión, todos entraron por voluntad propia, todos se sintieron bien, nadie se puso tan nervioso, nadie entró en crisis de pánico ni nada. Lo bueno que de un grupo como de 10 niños, hubo 6 que pudieron surfear, izquierdas y derechas, nadie se pegó ni hubo ningún golpe.

La clásica entrada a El Gringo. Lo más difícil no es llegar al line up sino dominar la ola. Fotos: Archivo de Gepeto Alvarez
Comentarios: