La tabla sí se mancha

El acercamiento de los surfistas a los aburridos y burocráticos procesos federativos ayudará a que esta se mantenga lo más limpia posible


“El fútbol es el deporte más lindo y más sano del mundo, eso no le quepa la duda a nadie, porque se equivoque uno, no tiene que pagar el fútbol. Yo me equivoqué y pagué, pero, pero… La pelota no se mancha”. Esto dijo Diego Armando Maradona, el controversial mejor, o uno de los mejores jugadores de fútbol de la historia, en su partido de despedida que tuvo lugar el 10 de noviembre de 2001.

La frase, “la pelota no se mancha”, se convirtió en un himno, refiere básicamente a que todo lo corrupto, lo “manchado” que sucede fuera de una cancha de fútbol no debe afectar la alegría de jugarlo. Que es cierto que la alegría de jugar al fútbol, ese acto inocente y lindo de patear una pelota con amigos, escapa a los intereses de las mentes retorcidas y corruptas de seres retorcidos y corruptos, pero llega un momento en el que esta distancia se hace muy corta, casi inexistente.

Todas las decisiones y los actos de los dirigentes deportivos, los encuentros de poderes, las permanentes discusiones y claro que la corrupción, terminan afectando el color de la tabla. La tabla, como la pelota, se mancha, en mayor o menor medida en el país que sea, pero que se mancha, se mancha.

Este no es un tema menor en el mundo del surfing cuya práctica implica todo lo contrario a la burocracia de los gobiernos y de les empresas privadas, por las que hay que atravesar para que haya apoyo, para que un equipo viaje a un mundial, un niño tenga una tabla nueva, reciba una beca y un largo etcétera.

Lo mismo sucede con estar cerca de temas de coyuntura económica, que para algunos puede sonar más aburrido acercarse que lo establecido en el párrafo anterior; un país que vive una suba del dólar abrupta, por dar un ejemplo, y que importa todos o buena parte de los materiales para fabricar tablas, termina inevitablemente subiendo los precios de las tablas y lo mismo sucede con la parafina, los leashes, los pads y un largo etcétera.

Es natural buscar ir al agua lo más que uno pueda, vivir cerca de la arena y del sol y lejos de esos números, de esos procedimientos entreverados y de esos hombres o mujeres que tal vez entienden poco lo que quiere el surf o cómo es que funciona.

Y la realidad es que cuanto más lejos los surfistas estén de los gobiernos, cuanto más lejos estén de las dirigencias de las federaciones, lo más probable es que la tabla se manche más.

Es aburrido alejarse del mar para ir a esas reuniones, para atravesar esas burocracias, pero parece la mejor manera para cuidar que la tabla se mantenga limpia, especialmente en épocas de surfing olímpico, con dinero de los estados cayendo en mayor abundancia en las arcas de las federaciones.

 

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