Me sometí al método de entrenamiento de Puro Surf

Cuatro días en el paraíso, de trabajo duro, aprendizaje, emociones y mucha diversión


Nota presentada por Puro Surf - Video de Juani Gayol 

Criado en un lugar con pocas olas y casi sin estructura para el crecimiento surfístico, en un momento de la historia del deporte, principios de los noventas, en el que se consideraba que el surfing solo se entrenaba y aprendía surfeando, pensar en un lugar como Puro Surf era verdaderamente un sueño. Así de simple: Un sueño.

No existía nada parecido, apenas Slater había empezado a trabajar lo físico para las competencias mientras que el resto de la banda de los ochentas Elko, Barton, Martin, Tom y Tom comían en McDonalds el día antes de los eventos y ni que hablar de todas las birras que se tomaba Dooma.

Gracias a la evoluciónd el deporte, todo cambió, y yo siempre me dije que cómo me habría gustado crecer en un mundo con esos camps de entrenamiento, con profesionales como Marcelo Castellanos que te guían por el buen camino, te filman, te corrigen y te ayudan a perfeccionar todo lo demás, de afuera del agua como los ejercicios físicos, la comida, la mente y lo emocional.

Habiendo dicho esto, claro, también pensando en que me habría venido genial tener una piscina de olas en Montevideo (ojalá venga algún día); yo recuerdo mis días jóvenes en el surfing con una pureza digna, honrada y auténtica. Con un amor que me cala hondo y con esa inocencia del más puro enamoramiento. No había cómo llegar a la playa rezándole a todos los dioses porque haya algo de olas y aquella alegría de que ahí estuvieran, que contrastaba con la más pura tristeza de cuando no estaban… No había pronósticos, no había internet, no había muchas cámaras, los trajes eran malos y había menos gente en el agua.

Pero en fin… Con esas raíces, siempre me dije que me iba a dar el gusto de someterme a algún camp de entrenamiento en especial y si era el de Puro Surf, mejor.

Es el paraíso. El hotel en sí mismo, ubicado frente a una laguna, ya sería lugar de goce de familias, adultos y niños y lo mismo puede decirse del restaurante. Pero resulta que en frente tiene una de las más divertidas derechas del mundo, El Zonte y el hotel en sí tiene todos los chiches para mejorar afuera del agua: Gimnasio, piscina, sala de yoga, tatami de Jiu Jitsu, piscina para hacer Wim Hof y lo tiene a Marcelito que dedicó su vida a aprender sobre entrenamiento de surfing y a compartir su conocimiento.

Uno de los mejores surfers del mundo, Bryan Pérez, muestra que su método funciona, otra de las grandes inspiraciones del Puro Surf es él, La Pantera Rosa.

Lejos de ser un Bryan Pérez, yo me sometí a Marcelo y a este video que a más de un amigo y de muchos no tan amigos, les va a dar de comer para reírse un buen rato. De hecho, yo también me río de ese panzón intentando mejorar con todas las cosas en contra; de ese veterano que vuelve a ser niño con lo que aprende y a lo que se somete…

Con mis kilos de más ahí me expongo a intentar mejorar mi poco estiloso surfing y en el proceso lloro, me río, me frustro, me lamento, me roba una ola Medina y claro que sí, me divertí muchísimo.

¿Soy un mejor surfista después de Puro Surf? Creo que sí. ¿Sirven esos lugares para mejorar tu surfing? No tengo la más mínima duda.

En cuatro días aprendí cosas que en una vida estudiando e informando surfing yo no había aprendido. Creo que eso aplicado a quien realmente desee mejorar, tenga tiempo y dedicación, puede realmente transformar tu vida. 

Fueron cuatro días impresionantes que ojalá se repitan muchas veces más.

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