Sobre la mejor ola jamás surfeada en Jeffreys Bay

La importancia de Tom Curren en la historia del surfing, el arte mágico de que cosas complicadas parezcan simples y los vende humo de Instagram


Esta semana se compartieron decenas de imágenes de olas supuestamente históricas en Jeffreys Bay y hubo una que, salvo una coherente excepción, del gran Surf Splendor, no fue publicada por los principales canales de surfing: La primera que surfeó Tom Curren ahí, en 1992.

Con una tabla que no conocía, en una ola a la que acababa de meterse, Curren leyó de manera perfecta una pared que no es fácil configurar, pero no solo eso, todo lo que hizo en la ola fue lo que solo el más talentoso en su imaginación de surfing habría creado.

“Sabíamos que Tom vendría y todos me dijeron: ‘Deja a tus cámaras engrasadas y asegúrate que funcionen porque él va a venir y va a estar bombeando’”, contó Sonny Miller en una serie creada por Rip Curl, quien filmó esa ola y tantas de Curren mientras que juntos hacían la famosa saga de la marca llamada The Search.

La cuestión fue que el swell ingresó, Tom llegó el día después, cuando estaba mejor, se metió al agua y remó una derecha de overhead a doble overhead, una ola que de por sí, más allá de ser una derecha de Jbay, podría no haber tenido tanto de especial, pero lo tuvo a uno de los mejores de la historia encima.

Curren bajó un poco atrasado, pasó un par de secciones por lo alto, bajó, hizo un buen bottom, bien por detrás de la espuma quebrando y carveó con radicalidad en el labio.

Luego de regresar con fluidez del violento giro, estiró el cuerpo y pompeó con estilo en dos ocasiones para hacer otro bottom y solamente ajustar la dirección, tocando sutilmente el borde externo con su mano derecha. Ahí sí se dejó ir hacia bien abajo e hizo un profundo bottom turn que terminó con otra estilosa, poderosa y veloz curva en el pocket.

Llegó nuevamente a la parte baja de la ola y miró hacia el labio, midió la situación en un milisegundo. Eligió hacer otro bottom profundo que cortó con un layback debajo del labio; completó la maniobra y corrigió una vez más su línea, frenándose un poco y haciendo una vez más un bottom catastrófico, con codo, mano abierta y antebrazo enterrado en el agua, subió en la ola y esta vez cortó a mitad de mared su recorrido.

Vio que se venía la tubería. Se acomodó un poco más adelante en la tabla, clavo la mano derecha en la pared y la secciones empezaron a taparlo… Salió y no perdió tiempo para ejecutar un poderoso cutback no tan cerrado, para hacer otro hermosísimo bottom turn, y entrar, si se quiere, un poco tarde al segundo tubo.

Con las manos hacia delante, el cuerpo acurrucado, como haciendo fuerza para tomar nuevamente velocidad, Curren quedó bien profundo y, quien no vio el video, podría haberlo dado por muerto pero rápidamente aparece tres segundos parado con el cuerpo casi erguido, espalda recta, saliendo del barril.

La ola se termina con un tercer tubo del que no sale, pero todo ya se había hecho, la historia se había escrito.

Hasta el día de hoy, varios de los mejores surfistas del mundo dicen que esa fue la mejor ola jamás surfeada en Jeffreys Bay.

A la hora de hablar de talento en el mundo del surfing, ese momento queda marcado como un absoluto mojón en la historia. La ola fue surfeada en 1992 cuando poca información había sobre cualquiera ola, sin videos, redes sociales ni nada por el estilo.

La ola de por sí, que tiene 300 a 500 metros, tiene 800 opciones sobre los caminos a tomar y 799 son incorrectos y Tom Curren, sin saber nada, tomó todos los correctos.

Una de las tantas genialidades de Curren, vienen de lo que demuestra en esa ola. Pelo seco, sin haber estirado, sin haber hecho flexiones ni juegos con pelotas ni pesas rusas, se mandó y logró la perfección.

Por esto son pocos los íconos, pero bien importante: Hay que saber darle lugar de ícono a quien se lo merece y no a los zanguangos que muestran pelotudeces en Instagram.

Comentarios: