El análisis: ¿Por qué la piscina de olas se instalará en Maldonado y no en Montevideo?

Así funciona la cosa: El ejemplo de Praia da Grama, terrenos exclusivos en el este del Uruguay y el poder adquisitivo de argentinos y brasileños


Más de un surfer montevideano, fisurado por olas veía, en primera instancia, que sería mucho mejor negocio colocar la piscina de olas en la capital donde casi no hay olas que en Maldonado donde hay olas casi todos los días.

Yo soy uno, claro. Pagaría la membresía hoy mismo si me dicen que colocan una piscina de olas con tubos y paredes poderosas para surfear varias veces por semana cerca de mi casa. Siguiendo esta línea de pensamiento, si gasto los 50-70 dólares de nafta y peajes para irme para afuera, elegiría el lugar más barato para ir a surfear: El océano.

Pero el modelo de negocios que eligió la que seguramente será la primera piscina de olas del Cono Sur no va de la mano con la venta de entradas ni las membresía, al menos no como principal fuente de ingresos, sino con el de la valorización de la tierra.

¿Cómo es esto? El mejor ejemplo lo dio el barrio privado Praia da Grama. La piscina, las olas artificiales, una playa lejos de la playa sirve como dinamizador que hace que el precio del metro cuadrado en ese espacio que se anunció será entre Manantiales y José Ignacio va a ser mucho mayor al que ya tiene.

Se trata de una de las zonas más exclusivas para tener una propiedad en Sudamérica y es más exclusiva todavía si es en un barrio privado y, de nuevo, es más exclusiva todavía si tiene un Wavegarden, una playa artificial además de todos los servicios de un barrio privado.

Poniéndolo de otra manera, esta zona de Uruguay que siempre ha sido muy atractiva para argentinos, brasileños y los más ricos uruguayos, se hace más atractiva.

Comparando, en la zona hay algunos barrios privados: Pueblo Mío en la ruta 104 o El Quijote en Camino del Cerro Eguzquiza con estructuras similares (aunque el primero tiene precios más del doble más caros que el segundo): Barrio privado con buenas instalaciones, un club house con piscinas, instalaciones deportivas y seguridad.

Es el tradicional modelo del barrio privado en cualquier lugar del mundo. Una búsqueda fácil de terrenos en estos dos barrios brinda precios de aproximadamente 100.000 el terreno en El Quijote y del doble o poco más del doble para Pueblo Mío, entre un cuarto de millón de dólares y algunos de más de 350.000.

¿Qué sucede si a ese espacio se le suma esta playa artificial y esta piscina de olas? Y si además ese barrio privado es en un lugar más exclusivo todavía que los dos barrios mencionados previamente (se acerca más a José Ignacio, como se informó), el precio del metro cuadrado aumenta aún más.

Esto es lo que sucedió con Praia da Grama y el negocio se cumplió al pie de la letra: Se vendieron todos los lotes, se sobrevendieron, se hizo lista de espera y se unieron más los lazos entre el desarrollador y Wavegarden que ahora quiere hacer siete barrios privados más.

A eso se le suma el hecho que el negocio del surfing va más allá de comprarse el terreno. Según divulgaron en Praia da Grama, la licencia para surfear en la ola cuesta otros 100.000 dólares. En el caso de Brasil señalaron que solamente podrán surfear los residentes pero no tiene por qué cerrarse a los clientes en Uruguay.

Si se abre las puertas al surfing para todo el mundo, se generan dos negocios en paralelo, el de real estate y el de la venta de entradas para surfear en la piscina (el método usado en el Wavegarden de Melbourne y Suiza, por ejemplo).

La hora surfeando ahí cuesta en promedio 120 dólares; si eso se multiplica a unas 20 personas por hora en 14 horas operacionales que es lo que varias de las instalaciones permanecen abiertas; eso se traduce a 33.600 dólares por día, multiplicado por un mes y otros negocios adyacentes como el alquiler de equipos, clases de surf, comida y demás, este otro negocio también se hace bien atractivo.

En Uruguay se decidió que prime la valorización del costo del metro cuadrado en el barrio pero se desconoce si en el negocio se abrirán las puertas para que todo el mundo vaya a surfear. En todo caso todos los negocios parecen buenos.

Uno podrá decir que en Montevideo podría haberse hecho lo mismo (hacer lo mismo en la zona de barrios privados) y haber obtenido un similar resultado pero parece que los estudios de mercado indicaron que la exclusividad de la tierra en el este del país y el hecho de que es tierra que le interesa a los argentinos y brasileños primó a la hora de decidir.

Por hacer una cuenta fácil, se sabe que se pondrán a la venta aproximados 400 lotes, digamos que a medio millón de dólares (un precio más caro a los dos anteriores barrios), la cuenta da 200 millones de dólares.

Todo parece un muy buen negocio.

Comentarios: