El cambio anunciado hoy en el "tour" de olas grandes hace al fracaso más grande en la historia de la nueva WSL

No puede explicarse de otra manera que la familia Ziff se cansó de poner plata de su bolsillo


El manejo de la World Surf League del circuito mundial de olas grandes es seguramente el fracaso más grande de la institución desde que se llama así, luego de que la empresa ZoSea compró la ASP en 2013 y le cambió el nombre en 2014.

Poniendo en contexto, ZoSea es del multimillonario Dirk Ziff quien según Forbes posee 5.000 millones de dólares y es quien ha pagado los visibles cambios que la WSL ha tenido en los últimos años.

Como entidad privada que no cotiza en bolsa la WSL no tiene por qué informar sus estados de situación, pero se presume que ha gastado mucho más de lo que ha ganado.

El tour de olas grandes, una de las tantas compras que hizo, se había gestado como la unión de distintos campeonatos de organización local en distintos lugares donde quiebran olas grandes.

Se pueden recordar en su nacimiento etapas increíbles que tuvieron lugar en Punta de Lobos, Pico Alto, Punta Galea, Todos Santos, Puerto Escondido, Nelscott Reef y Mavericks.

No siempre se realizaban todos los eventos pero hubo, desde que hay registro en 2009, años con cuatro etapas como máximo y otros con dos. No es un detalle menor que el año que se hizo más fue en 2009, cuando el tour recién comenzaba y era más a pulmón. La expectativa en torno a cada una de las marejadas y de los torneos era siempre grande y se vibraba el año entero; swells de sur de mayo a agosto y swells de norte de octubre a marzo.

Los costos de producción, se hicieron, claro, demasiado caros para un torneo de un día, un webcast con una producción impresionante, un equipo de rescate abundante y profesional y una estructura grande de gente trabajando en tierra.

De a poco fue perdiendo etapas por decisiones unilaterales tomadas en las oficinas de California, terminó convirtiéndose en un circuito solo para el hemisferio norte: Nazaré, Jaws y Mavericks y finalmente hoy anunciaron que lo mataron, pasando a hacerse un solo evento en un solo lugar para consagrar al campeón del mundo, el de Jaws (que adelantaron que va a tener el premio más grande de la historia del surfing de olas grandes).

Twiggy Baker, tres veces campeón del mundo, no pudo esconder su decepción y ya anunció a Surfline que los surfers van a volver a hacer su tour y que no está bien consagrar a un campeón con una etapa sola. Fue más allá y dijo que hará etapas en Fiji y en Mavericks.

Entonces, en lo que tiene que ver con las olas grandes, la WSL no solo mató al tour sino que se suicidó con esta movida (hablando específicamente de lo que respecta a las olas grandes) que, obviamente, la presentó como toda una gran novedad positiva; fue un fracaso disfrazado.

Y fue una lectura completamente errada de lo que quieren los surfistas de olas grandes, que son más etapas, más dinero y un tour que logre el estatus del CT.

De ninguna manera una etapa en Jaws va a poder competir con un circuito que parece muy palpable que se pueda realizar con mucho éxito. Hay campeonatos fuertes y muy bien organizados hoy en día en Punta de Lobos, Pico Alto, Nelscott Reef, Punta Galea y un largo etcétera, y los propios surfers de olas grandes, como lo hicieron antes, pueden volver a hacerlo.

Los organizadores también es presumible que quieran volver a hacerlo; la unión de estas etapas en un tour va a darle más valor a cada una.

Y este razonamiento, no hay que ser un genio para hacerlo. Dirk Ziff que estudió en Harvard seguramente lo hizo y la CEO de la WSL, Sophie Goldschmidt, también.

Entonces, ¿por qué entonces la WSL decide pegarse este balazo en la sien?

Parece que no hay otra explicación que, que el tío Dirk se cansó de seguir poniendo billetes. Por algo la gente que tiene plata, tiene plata.

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