Uno de los más legendarios surfistas de la historia, Greg Noll, falleció hoy, informó su familia en redes sociales y replicaron varios medios especializados estadounidenses.

Noll fue considerado durante décadas el surfista que domó la ola más grande de la historia, en Makaha, el oeste de Oahu, en diciembre de 1969.

Nació con el nombre Graeg Lawhead en 1937 en San Diego, se mudó a Manhattan Beach luego que su madre se casara con el ingeniero químico Ash Noll, quien le dio el apellido.

Según recoge la enciclopedia de surf de Matt Warshaw, a los 10, a la temprana década del 50, era uno de los mejores de la región.

Con 17 se instaló en el oeste de Hawái, donde está Makaha, mientras estudiaba en la secundaria de Waipahu.

Le empezó a sentir el gusto a las olas grandes y naturalmente se fue yendo a la costa norte de Oahu. Ahí surfeó en Sunset y Laniakea.

Luego de la muerte de Dickie Cross, en 1957, Noll alentó a su equipo de amigos para irse al agua a surfear en Waimea. Generando una sesión que quedó en la historia para siempre.

Warshaw destaca que no se sabe quién surfeó la primera ola en la bahía pero destaca que en esa primera expedición a la ola grande más famosa del mundo, él fue el líder.

El 4 de diciembre de 1969 bajó en Makaha una ola de 35 pies que fue considerada durante decenas de años como la más grande de la historia.

Luego de esa hazaña, Noll abandonó las olas, se mudó a Alaska donde vivió en una casa rodante y trabajó como pescador.

Luego pasó 20 años como pescador comercial.

Hasta que el interés por el surfing, señala la Enciclopedia del Surfing, fue creciendo. Logró vender tablas de madera a 10.000 dólares.

Noll luego se convirtió en pastor, se encargó de casar al presidente del responsable de que el surfing sea olímpico, Fernando Aguerre.

“Para mí Greg Noll era una mezcla de amigo, hermano, hermano mayor, figura paterna. Nos conocimos mucho”. Noll fue el pastor que casó a Aguerre con su esposa, Florencia", contó Aguerre.

"Él me ayudaba en todos los remates en los que iba a comprar tablas, le compraba tablas a él. Sabía mucho, mucho de historia. Me donó una tabla que llevé en 1995 al museo olímpico, está ahí ahora en el museo olímpico. Una de Da Cat", agregó.

"Para nada fácil es esto. Lloré mucho y me puse muy triste, ayer pensé, porque hacía unos meses que no hablaba con él y me dije que me gustaría hablarle. Y… Nada, ya no está más. Greg donde sea que estés, seguí siendo como eras, nos vemos", concluyó Aguerre.