Las finales de la WSL: Injustas y antideportivas

La tontería más grande de la historia de la entidad; una forma de definición de campeones que está destinada a desaparecer pronto


Las pomposas finales de la WSL.

Estamos a pocos días de que uno de los hechos más injustos y antideportivos de la historia del surfing tengan lugar. Por primera vez el campeón profesional de surfing no será quien mejor surfeó durante el año, sino quien mejor lo hizo durante un día.

Todo con la explícita justificación de juntar audiencia y no de determinar justamente un campeón.

¿Quién es el mejor surfista de una temporada? Parece fácil la respuesta: Quien en mejor forma estuvo todo el año, en distintas condiciones y en distintos lugares.

¿Quiénes fueron los mejores surfers este año? Gabriel Medina y Carissa Moore.

¿Por qué se abre la puerta a que les quiten todo lo que lograron? Para hacer show. Y esto es explícitamente así, no hay encubrimiento, lo dijo el CEO de la WSL cuando anunció el formato: No busca justicia deportiva, busca views.

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Hasta 2021, la WSL solía ser el lugar donde se determinaba de manera más justa el mejor surfer del año: Aquel que dominó en derechas, en izquierdas, en tubos y en paredes largas y maniobrables, y también en olas chicas.

No deja de parecer injusto, así sea que la gran final es “al mejor de tres enfrentamientos” con el primero del ranking, que el título mundial no vaya para Gabriel o para Carissa.

Gabriel tiene 43400 puntos e Italo Ferreira, su escolta, 31660. Para superarlo, en una temporada regular con más etapas por delante, Ferreira debería ganar dos eventos y esperara que Medina no llegue a estar quinto en esos supuestos torneos. Ahora solo tiene que ganarle dos series, dos series en las que el de Bahía Formosa en 40 minutos en Lowers puede hacer 50 de esos aéreos de backside que tanto compran y pagan los jueces.

¿Vale eso más que una temporada en la que un surfista logró dos primeros lugares y tres segundos en una temporada de siete campeonatos? ¡No! ¡Claro que no!

Hay deportes similares al surfing, y resulta difícil encontrar una tontería similar en la que se comprueba a lo largo del año quien es el mejor, pero igual se le pone su logro en riesgo solo para hacer show.

Es cierto que también existen deportes que definen a su campeón en una gran etapa final: En el Super Bowl, por ejemplo, gana uno en un día, pero los equipos vienen de distintas conferencias; en la FIFA gana uno en un día, pero se cruza en la final contra el otro mejor de la otra llave.

Aquí lo que se hace es decir: “Medina ya le ganó a todo el mundo pero lo meto de nuevo a competir con todos solo para hacer show”. Esto se hace en un solo día en y en un deporte individual.

Supongamos que el día del Super Bowl se lesiona el quarter back más famoso, hay igual un equipo por detrás y lo mismo se aplica al fútbol: Messi se lesiona para la gran final pero el partido se juega igual.

¿Qué pasa si Medina se lesiona mañana? ¿Es justo que pierda su título por un suceso fortuito? ¡No!

La WSL no deja de sorprender. Una sociedad anónima que lleva adelante un circuito increíble, que realiza una producción audiovisual increíble, que reúne a los mejores del planeta y que se sabe sobrevive porque su dueño es un millonario que no para de poner dinero de su bolsillo, se la rebuscó para anotar la que probablemente es la tontería más grande de su historia.

Sea quien sea el campeón, siempre habrá ese gustito de que el título ya lo ganaron Medina y Moore.

Da la impresión que estas finales tienen poco tiempo de vida. Al final de cuentas los surfers le harán saber (ya lo hicieron saber desde Mark Richards a Kolohe Andino y pasando por Jordy Smith) a los que crean el show que no se sienten identificados con realities en piscinas de olas (por algo no hay evento en el Surf Ranch en 2022), ni con injusticias competitivas que buscan clicks.

Las finales de la WSL todavía no empezaron y ya se están pudriendo.

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